PANTALLA DE AJUSTE
Corría el año de 1963. Carmen Chávez Negrete, –“Camucha”, para la familia– tenía sólo dieciocho años y ya conocía de cerca lo que era cargar con una vida entera. Se casó a los quince, convencida de que el matrimonio le daría un futuro estable. Dos años más tarde, un accidente automovilístico la dejó viuda y con dos hijos pequeños. No había opción de flaquear: había que tirar para adelante.
La naturaleza dotó a Camucha de muchos encantos naturales que hicieron que desde muy jovencita, llamara la atención. Su naturaleza ardiente y pícara, nutrida en el clima tropical donde nació (Caballococha), hizo de ella una mujer singularmente atractiva. Había empezado a trabajar como asistenta en un estudio de abogados cuando un cliente, publicista de oficio, reparó en ella y le propuso participar en un par de comerciales que tuvieron éxito. Camucha descubrió inmediatamente que lo suyo no era archivar papeles, sino estar frente a las cámaras. Sus padres, que al principio se mostraron cautos, terminaron rindiéndose a la evidencia: su hija había nacido para el espectáculo.
SEÑAL DE PRUEBA
En 1967, debuta frente a las cámaras del Canal 9 como modelo en “La Llamada de la Fortuna”. Poco se ha registrado sobre aquel programa, así que dejemos que sea la propia Camucha quien lo recuerde.
Ese mismo año aparece en el show estelar del 9: “La Escalera del Triunfo”, dirigido por Guido Monteverde. Era un programa de gran sintonía, dedicado a concursos de aficionados al canto, donde coincidió con un joven Augusto Ferrando en plena ebullición.
Su trayectoria continuó en Panamericana, en la sección de bingo de “Domingos Gigantes”, el primer programa ómnibus de la televisión peruana, conducido por Humberto Vílchez Vera y auspiciado por la entonces nueva marca Ambrosoli. Allí, Camucha comparte escenario con otras chicas emergentes, como Meche Solaeche y Cuchita Salazar, que, al igual que ella, perseguían el mismo sueño en ése deslumbrante mundo de luces y cámaras.
INICIO DE PROGRAMACIÓN
Poco después, participa en “El Show de la Noche” junto a Kiko Ledgard, pero fue en su reencuentro con Augusto Ferrando en los primeros años de “Trampolín a la Fama” donde hace su verdadero despegue. En éste programa, Leónidas Carbajal y Felipe Pomiano Mosquera (al que Camucha apodó como “Tribilín”), salían vestidos de policías luciendo batones; y tenían a su cargo la delicada misión de retirar de las cámaras a los concursantes que no reunieran las mínimas cualidades interpretativas. Dos bellas modelos–secretarias los escoltaban y tenían derecho a un breve saludo dirigido a los espectadores. La primera era introducida simplemente como “Dalila”¹. A la segunda, Ferrando, ya deslenguado y pícaro, la presentaba jocosamente como: “Camucha Negrete, viuda de Ferrando”.

ORIENTANDO LA ANTENA
En el extranjero, la televisión peruana continuaba gozando de un prestigio bien ganado gracias a la exitosa producción de telenovelas. Era una fama atraía a estrellas de toda Latinoamérica. En mayo de 1969, Panamericana contrata al artista cubano Leopoldo Fernández, célebre por su personaje “Tres Patines”, para la producción de “Agente Tres Patines”, un sitcom policial donde él sería protagonista junto a un elenco nacional con nombres como Antonio Salim, Rita Parr, Jorge Montoro, Roxani Arrieta, Blanca Rowlands y, por supuesto, Camucha Negrete, quien comenzaba a hacer sus pininos como actriz cómica.
La expectativa era grande. En el Paseo de la República, una sesión de fotos de prensa que reunió a Camucha y Leopoldo Fernández se vio abruptamente interrumpida por una multitud en busca de autógrafos.
NO TOQUE SU TELEVISOR

Entrábamos a los años setenta y la imagen de Camucha estaba en definitiva alzada. Continuó con “El Buen Ambiente” (1972), media hora de teleteatro humorístico con Delfina Paredes, Esmeralda Checa, Jorge Montoro, Verónica Graham y Benjamín Ureta, donde Camucha hacía la secuencia de la “secretaria nocturna”. Luego se integró al elenco de “El Tornillo”, exitoso programa cómico que duró ocho años bajo la dirección de Carlos Onetto “Pantuflas”, a quien Camucha consideraba su gran maestro. Fue en este espacio que se popularizó el sketch del modisto francés “Mesié Canesú”, interpretado por Luis La Rocca, uno de los primeros personajes “hojita de té” (amanerado) de la TV cómica. En él, era asistido por “Camiuch”, siempre dispuesta a “mostrar el detalle”, dando ocasión a que luciera sus encantos. Para entonces, Camucha Negrete se había convertido en uno de los rostros más reconocidos de la televisión peruana.
DOBLE EXPOSICIÓN
Tras varios años de trayectoria televisiva, Camucha dio el salto al cine en dos ocasiones: primero con “De Nuevo a la Vida” (1973), un accidentado proyecto dirigido por el polémico director de cine «B», Leonidas Zegarra, donde comparte apasionadas escenas con “Rulito” Pinasco, y luego en “Pantaleón y las Visitadoras” (1976), la adaptación cinematográfica de la novela de Mario Vargas Llosa.
Ambas producciones enfrentaron obstáculos de censura y distribución. Durante la primera proyección de “De Nuevo a la Vida”, varias escenas de desnudo fueron eliminadas. No fue tanto por la intervención de algún organismo censor, como podría pensarse, sino por decisión expresa de la propia Camucha. Cuando se anunció la reposición de la cinta, en 1976, la película se exhibió con una copia íntegra, a pesar de las advertencias legales de Camucha. “Existe un contrato en el que ella aceptó realizar esas escenas”, afirmó entonces el productor. Por su parte, “Rulito” Pinasco protestó porque lo anunciaban como protagonista, cuando en realidad apenas aparecía unos minutos en pantalla.
En el caso de “Pantaleón y las Visitadoras”, que fue filmada en Santo Domingo, la cinta no llegó a estrenarse en el Perú debido a la prohibición impuesta por el gobierno militar de entonces. Cuando finalmente se anunció su exhibición en 1981, los avisos publicitarios utilizaron como principal gancho la imagen de Camucha Negrete junto a la de Mario Vargas Llosa.
Sobre esta película, Camucha guardaba recuerdos muy vivos que compartió en más de una ocasión. “Me llamaron para hacer de ′La Brasilera′. Mario no figuró como director pero estuvo dando vueltas y colaborando durante todo el rodaje en República Dominicana. Me contó que su suegro lo había convencido de que yo era la indicada para el papel. Cuando llegó el día en que tenía que hacer un desnudo, me quise echar para atrás, pero Mario se encargó de persuadirme. Se sentó junto a mí y me habló largamente sobre lo importante que era esa escena en la película. Finalmente llegamos aun acuerdo, el destape no sería frontal sino que yo estaría de espaldas sin sostén y dejaría caer mi vestido hasta la cintura.”
ORIENTANDO LA ANTENA
“El Tornillo” murió durante el régimen militar, pero sus artistas, los mejores, pasaron a conformar otro elenco cómico mucho más promisorio con el que se armó “Risas y Salsa”. Su fórmula mezclaba nombres consagrados —Alex Valle, Antonio Salim, Guillermo Rossini— con rostros emergentes como los de Adolfo Chuiman, Analí Cabrera y Efraín Aguilar. De esa combinación nace un humor cotidiano y reconocible, con personajes y frases que pronto se instalaron en la rutina semanal de los hogares.
“Con este programa, el que no se ríe, baila; y el que no baila, ríe, porque es pura Risas y Salsa”, anunciaba la promoción de su estreno, el 5 de marzo de 1980, en plena transición del blanco y negro al color en la televisión peruana.
Si bien no era de los mayores en el elenco, Camucha contaba con amplia experiencia. El público la recuerda especialmente por el popular sketch que compartía con Efraín Aguilar, inspirado en los chistes colorados de Jaimito. En la pantalla, Aguilar encarnaba a “Betito”, un alumno travieso enfrentado a una madura profesora que lo desarmaba con su inconfundible sex appeal. El número humorístico derivaba en un juego de dobles sentidos, donde las matemáticas se mezclaban con la anatomía y un “Betito” ya crecido que se mostraba más que dispuesto a “aplicarse”. La secuencia tuvo buena acogida y pronto dio el salto al café-teatro, rebautizado con el título de “Cara… joven”.
CONTROL REMOTO
Con el tiempo, en 1987, y tras su participación en “Te Mato, Fortunato”, Camucha Negrete recibió un contacto de la dirigencia de Panamericana con una propuesta difícil de rechazar. El canal le ofrecía un nuevo programa del mediodía, inspirado en el formato argentino de Susana Giménez: ella sería la conductora y el espacio llevaría su nombre. Entre los posibles títulos se barajaban “Aló Camucha” y “Cuénteselo a Camucha”.
Tras un primer encuentro, se firmó el acuerdo. Pero pocos días después llegó otra llamada del canal, informándole que el contrato carecía de validez y que Gisela Valcárcel —sí, la vedette— ocuparía su lugar. La respuesta cayó como un balde de agua fría sobre Camucha. Tras tantos años de lealtad a la casa televisora, se sentía humillada. Algunos lo llamarían traición; otros, Show Business.
Dos años después, América Televisión, buscando emular el concepto de “reina del mediodía”, envía una nueva oferta a Camucha, Esta vez el programa propio se haría realidad con el nombre de «Camucha y Tú». Un concepto centrado en concursos, pero que además permitía a Camucha compartir consejos familiares de una manera más didáctica. Durante las primeras semanas, la competencia de Gisela fue muy dura: el horario tuvo que moverse, los auspicios cambiaron y, al cabo de unos meses, “Camucha y Tú” desapareció.
No sería hasta el 24 junio de 1994 que su imagen resurgió cuando salió al aire “Utilísima”, un espacio dirigido al público femenino que combinaba consejos prácticos para el hogar con el estilo ligero de sus conductoras, Meche Solaeche y Carmen Velasco. Pronto se sumaron la “brujita blanca” Mirtha Vergara y Camucha Negrete, quien encontró un lugar destacado en la secuencia de cocina, justo cuando la recesión devolvía a ese oficio un papel central en muchos hogares de clase media.
Camucha Negrete continuó su trayectoria en distintos programas y medios, pero fueron los años setenta hasta los noventa los que la los que la definieron con más fuerza en nuestra memoria. Eran tiempos distintos, con una oferta televisiva limitada y personajes que se convertían en una compañía cotidiana.
Tal vez por eso los personajes de entonces nos resultan tan cercanos: se integraban a nuestra rutina diaria y, con ella, a nuestra propia historia. Su partida nos recuerda de alguna forma nuestra propia fragilidad.
Camucha conservó hasta sus últimos días el mismo aura de vitalidad y carisma que la acompañó desde sus primeras apariciones. Su energía seguirá viva.
CAMUCHA-APUNTES

¹ Una tarde faltó “Dalila” a Trampolín, y Ferrando dijo a Carbajal: “A ver, policía —ni siquiera sabía su nombre— saluda tú.”
Leonidas Carbajal, en elegante traje policíaco, iluminado por la gracia de la improvisación y apelando a lo más recóndito de su vocabulario, empezaba a dejar escapar palabras como: “peripatética concurrencia”, como: “dadivosa y genuflexa conmiseración”, y fue un éxito. Su prosa quedaba establecida como la sólida y venerable catedral que la oratoria rococó peruana necesitaba.
— Jaime Bedoya en entrevista a Leonidas Carbajal para Caretas (1990)
♦ Tras 9 años de viudez, Camucha se volvió a casar en 1971 con Eduardo Cabello, ex vocalista del conjunto pop “Los Dacios”. Algunos columnistas escribían que todo era un show publicitario. Se conocieron en “El Palmero”, donde ella oficiaba de maestra de ceremonias.
♦ La voluptuosa imagen de Camucha Negrete adornó la portada de muchos discos (contabilizamos por lo menos seis LPs). Generalmente de música tropical, pero también criolla.
Después de Utilisimas con el elenco original para el 2002 con una América TV en desesperación por audiencia revivieron el Programa con otros nuevos conductores y segmento con Camucha ente otros solo duro un año después por 2005 o 2006 estuvo en el programa cocinando Ideas de judicializado esquina de la television pero no duro mucho por falta de pago y dinero de papaupa ahi ya no volvió a la tv mas solo por invitación o homenajes con muy mala edición de los mozos editores de mala paga