- Nuevos achacosos:
«El Tío Johnny a Go-Go» en Telecuatro, con las «Chichi-chicas» (de Chichi Salim, la sobrina del Tío) y las Hermanas Marchi, que impusieron las «botas de las hermanas Marchi» (de charol blanco y taco ancho). El programa tenía diversos concursos como el de hacer la camita, la casita de los cuentos, el tobogán de la fortuna, adivina adivinador, jugando con Orange Crush, la tomada de leche y la búsqueda del huevo de la Señora Gallina, los cuales se volvieron en hitos de los niños, que hacían cola de más de cuatro horas para entrar a los programas.
Otros que destacaban en el show eran la ayudante del tío, la modelo Betty Freundt (la «cocinerita ideal») y artistas como Verónica Graham, Koki Palacios, el grupo Los Stelvos, Zoilita Soriano, Raquelita Bejarano, la «carita de angel» Gladys Mercado, Kike Thompson y una niñita de cinco años llamada «Elisita».
Los personajes de los programas del Tío Johnny: Doña Brujita, que siempre volaba en su platillo y arrojaba la correspondencia, también la familia Pelusa, Pedro el leñador, el temible don Simón Garabatillo y, por supuesto, Doña Vaca, que mugía a lo lejos. Al principio Doña Vaca era una grabación, luego en la era post-Topo Gigio, cuando se pusieron de moda los personajes de esponja, el personaje era un tipo disfrazado de vaca. Una vez se le cayó la cabeza en pleno programa, y Doña Vaca resultó siendo nada más y nada menos que… ¡Tribilín! (sí, el de Trampolín a la Fama).
«El tío que se las trae». Eslogan del Tío Johnny. Al final del programa había un crédito final donde se veía al Tío saliendo del Canal 5 en su convertible, se iba manejando por la av. Arequipa hasta que llegaba a casa y guardaba el auto en el garaje.
¡Qué neto! Equivalente de «maldito» o «bacán» en los setentas.
El comercial de Inca Kola con la cancioncita «¡Qué gran idea! oh yeah, se dice así, ¿no?». Pues la gran idea era ésa, lanzar Inca Kola en lata, respondiendo a Pepsi lata (¡Junto a tu amistad, Pepsi Lata!), seguido del comercial con las chicas en bikini de rigor en una piscina, tirándose las latas. La canción original era «Ma Quale Idea» de Pino D’angio.
Multimart, la tienda que antecedió a Scala de la Marina.
«Quechua seminchispa, wiñay pajmi qutimpu» (El quechua ha regresado para quedarse entre nosotros). Eslogan televisivo en la época de los milicos.
«Perú de pié, llegó la hora del pobre, del humilde y olvidado, mil veces en la historia maltratado, de su eterna servidumbre hoy se levanta, henchido de fé y de esperanza, las fuerzas armadas con el pueblo, y Velasco al frente del Perú…» (Hasta ahí nomás me acuerdo felizmente).
Los champús Glemo, Sedal y Clinic entre otros, que venían en cojines de plástico; para abrirlos les tenías que meter diente y se te quedaba todo el sabor de champú azabache en la boca.
La canción «Clásico», interpretada por el argentino Orlando Netti -«La revelación juvenil del año»- en la ceremonia del CIRCE 85, en un alborotado Teatro Municipal. Mirálo aquí che, mirálo…
El letrero de «Café Lanfranco» en la esquina del Paseo de la República con la avenida México. Era una taza inmensa de donde salía humo.
Los programas evangelistas, como el Club 700 con el hermano Pablo y el Club PTL con Jim Bakker. Al bendito Bakker lo expulsaron de las «asambleas de Dios» por abusos sexuales y por estafador.
«Crema volteada Milkito, hay que comerla rapidito» (de una ganadería llamada El Escorial).
Más chocolates: El chocolate Sorrento, que creo todavía hay, los chocolates Juguete de Motta, que venían con un juguete dentro, generalmente un avión o nave espacial, y como olvidar a los chocolates Super Motta (promocionados por Mottino, la mascota pelucona de Motta) posiblemente los únicos chocolates comparables a los Sublimes.
Las fichitas redondas de metal con fotos en blanco y negro de los jugadores de la selección que venían con los chocolates Golazo de Motta (de cancha y de maní).
La canción de rigor en el ómnibus, cuando íbamos de paseo con el colegio: «Pican, pican los mosquitos. Pican con gran disimulo. Unos pican en el cuello, y otros pican en el cuuuuu…lpa de un malentendido, de mi tia Enriqueta, que por andar sin camiseta, le picaron en las teeee…ntaciones de verano, de mi tío Federico que por andar sin calzoncillo, le picaron en la piiii…can, pican los mosquitos…».
Antes que se acabe el verano. ¿Recuerdan las Fantitablas que sacó Fanta? Había también otras llamadas Pititablas («Para correr las mejores olas»), que eran pedazos de tecnopor que tenían el diseño en alto relieve de un ancla. A las tres usadas ya te sacaban sarpullido.
La película del «sorprendente» Hombre Araña (1977). Recuerdo que éramos una sarta de chiquillos haciendo la cola, y uno, impaciente él, grita algo así como: «¡Ya pues, queremos entrar a ver Spider-Man!» y al toque sus amigos lo empezaron a batir (¡aaaay, Spidermaaan!). Sin duda que eran tiempos donde el nombre del Hombre Araña se respetaba y toda insolencia era justamente castigada. La película fue un verdadero chasco, ver al arácnido hacer tremenda bulla para lanzarse de un primer piso no conformó ni a los más fanáticos (aunque aquí sí se dio el gusto de treparse a las Torres Gemelas). Un detalle: esta cinta estaba originalmente basada en una serie televisiva que llegaría al Perú después de muchos años.
El boxeador argentino Carlos Monzón. Se peleó con su mujer… y la tiró por el balcón.
«Twist», gaseosa de naranja, alternativa de Crush y IQ.
Las gaseosas dietéticas de los setentas: Royal Crown Cola, Linea Twist (la versión diet de Twist) y TAB, que era producida por la embotelladora Coca-Cola. TAB se vende aún en algunas ciudades norteamericanas. Aviso
El comentarista deportivo Tito Navarro, quien fiel a su costumbre insultaba y llamaba «babosos» a los jugadores y dirigentes del fútbol, «Esos son unos babosos, ¡tengo fotos!» decía. Francisco Lombardi lo enjuició por difamación.
«Candy Candy». Nunca veía esta serie (si cuñao). Era demasiado melosa, pero recuerdo que Candy paraba moqueando por un tal Anthony, y las chibolas también estaban templadas… ¡del dibujo!
El réclame de Cremas «Hinds», ese que fue famosísimo: «Soy la chica de las manos Hinds, no puedes negármelo, uso Hinds en mis manos únicamente, por eso tan suaves están». Había también la llamada «Crema Hinds Blanca» en caso te querías aclarar la piel. Al final los blancos se bronceaban y los negros se blanqueaban. Nadie estaba conforme.
César Hildebrandt y sus programas políticos: «Testimonio», «Visión», «Conexiones», «Encuentro»… Siempre salía haciendo su berrinche por la puerta falsa de algún canal para luego aparecer en otro. Bueno, hasta ahora.
Cuando en primaria te daban la lista de útiles escolares, pedían siempre comprar los tres estenciles y cien hojas de papel «Bulky», que hasta ahora no sé para que sirven.
«Cachito» Ramírez y su antigua costumbre de celebrar sus goles corriendo alrededor del arco.
Vicks Fórmula 44. Junto al Desenfriolito («Señora, para su hijito, Desenfriolito») el único remedio de sabor agradable. Una verdadera droga.
Café Italia, una cafetería antigua de nivel, está ubicada en la avenida Colonial casi llegando a 2 de Mayo. Ahora tienen un avezado afuera que te cuida la caña mientras comes.
En 1981, la Federación Peruana de Fútbol estaba tan caída de plata (sí, ese año también) que Panamericana que tenía los derechos de transmisión, tuvo que ayudar a pagar los 400 millones de soles de la época, para repatriar al «loro» Cueto y al «tanque» La Rosa de Colombia.
Hace un tiempo el historiador Pablo Macera (después en la lista de Perú 2000) dijo que Perú era un burdel. Cuando se le preguntó al psicólogo Baldomero Cáceres qué opinaba de esto, le contestó: «Macera se equivoca. Los burdeles son lugares bien organizados».
«Los Magicuentos«. Unas plantillas donde podías pegar a diversos personajes, presionabas las figuras con un lapicero para que pasaran a un fondo con diversos paisajes. Ni a Mandrake le salía…
El grupo argentino Katunga: «Los reyes de la parranda», que arrasaron en los setentas con canciones como «Ojos que no ven (corazón que no siente)», «Me lo dijo una gitana» y sobretodo el gran hit «Mira para arriba, mira para abajo».
¡El gerente se fue de vaca!. Eslogan de Sears.
Las pollerías en los mercados. En tu cara agarraban al pollo, le cortaban el pescuezo, lo desangraban, lo metían al agua hirviente, lo desplumaban, lo macheteaban en pedacitos y te lo entregaban en una bolsa. ¡Provecho!
«En el año 2000 se acaba el mundo y las aguas del mar llegarán hasta la iglesia Santa Rosa en la Av. Tacna». Una premonición clásica con la que nos trataban de asustar. Los más tranquilos eran los rimenses, se salvaban a las justas.
El comercial de la tienda Mavila de la Av. Grau con Abancay. Se veía a Ferrando que llegaba a casa, abría la nevera y lo encontraba adentro a su hijo comiendo y gritaba: «¡Chicho! ¡Te comiste todo lo que había en la refrigeradora!».
La computadora de Ovación en radio El Sol, que respondía sobre los mundiales. Una noche llamé al famoso 24-27-21 para confirmarlo y hacer una pregunta. Se puso la musiquita… «Bueno, vamos a ver si está lista la computadora, ¡atención que informa la computadora de Ovación, por cortesía de bicicletas Mister!…». Total, la misia máquina me dio una respuesta incorrecta. Al reclamar Pocho me contesta: «No, ya hiciste tu pregunta, el siguienteee» y me colgó (!). Otro día llamé al programa radial del Veco y le pregunté si había visto el golazo de media cancha del flaco Malásquez en Colombia. Estaba que le explicaba el gol y El Veco me grita: «¡Apuráte en contar que ya terminan los comerciales!».
«El millón de desayunos». Una medida del alcalde izquierdista «Frijolito» Barrantes que a través de una parodia de Guillermo Rossini en Risas y Salsa se convirtió en «el millón de vasos de leche».
El grupo musical «Los Toribianitos» y sus tormentosos villancicos: «pero mira como beben los peces en el río…». Felizmente sólo se sabe de ellos en épocas navideñas, lo que hacen el resto del año no cuenta la historia.
El término «nomás», que es lo más despectivo que hay. Ejemplo: si te cae mal el cobrador del micro: «Ya, dame mi boleto… nomás». Desprecio total. «Pasa, pasa, nomás…» (si acentúas mas la «s» final, es basurearlo). Me gustaría saber quien lo inventó… nomás.
«Risas y Salsa». El indiscutido programa líder en los ochentas. Arrancó calladamente el verano de 1980 mezclando a cómicos de Panamericana con gente del ya fenecido «Estrafalario» del canal 7. El elenco era tremendo: Antonio Salim, Alex Valle, Camucha Negrete, Nancy Cavagnari, Guillermo Rossini, César Ureta, el «Ronco» Gámez, Analí Cabrera, Alicia Andrade, Esmeralda Checa, Efraín Aguilar, Alvaro Gonzáles, Adolfo Chuiman, Aurora Aranda y «Petipán» entre otros. El canal 4 intentó hacerles la lucha con Kiko Ledgard y «El Zapato de la Fortuna» pero ni pisaron los talones a sketchs de humor «achorao» como «El jefecito» y «La banda del Choclito». Con su elenco mestizo y sus ambientes callejoneros, «Risas y Salsa» reinó durante 15 años, todo bajo el fondo musical de «Qué cosa tan linda» de Óscar De León. ¡Lleva ahí!
La Lista #12. 2002. ¿Aportes para «La Lista»? Envíalos a: cartas@arkivperu.com