((( La Lista ))) # 34

Los juegos de fulbito de mesa infantil “Haga Gol” y “Mundialito”, que vendían en las tiendas de juguetes del Mercado Central.

Los carros a cuerda “Ticoplast” basados en modelos futuristas: “Apolo”, “Soyuz”, “Saturno” y “Sputnik”, surgidos la Navidad de 1971. “A sus hijos, edúquelos jugando” decía Arturo Pomar y te metía el cuentazo que los carritos igualaban 600 kilómetros por hora.

La despedida del “Nene” Cubillas (1986). La cobertura fue buena pero un tanto exagerada, tanto así que hubo un momento en que Rulito Pinasco dijo, emocionado: “Cubillas es alzado de la multitud”, cuando en realidad se había subido sobre un cajón para que el público pueda verlo mejor.

“Nadie puede resistirse a darle una mordidita… galletas Criollita”.

Forrar cuadernos con Vinifán, en azul o transparente para que nos duren hasta fin de año. Tenía una profesora que revisaba las tareas y si no habías cumplido preguntaba a los alumnos: “¿A volar?” y todos gritaban “¡A volar, señorita!” y tiraba los cuadernos por la ventana.

El eslogan de champú Johnson: “Es tan suave que puedes usarlo todos los días”. Con una de las Ureta.

El agua “La Carmela” que vendían en las farmacias de barrio. Dizque te ayudaban a evitar las canas.

La chapa de “Cabeza de Conejo” que le puso Adolfo Chuiman al actor Álvaro Gonzáles en un sketch de “Risas y Salsa”, en alusión a su cabellera canosa.

Otra que le decían a los canosos era “Cabeza de Huaype”, en alusión a los trapeadores blancos, tipo hilachas de pelusa con los que se limpiaba el piso tras una baldeada.

La desaparecida aerolínea estatal “SATCO”, formada a partir de la Fuerza Aérea Peruana y que cubría rutas nacionales. Fue la base para el ulterior desarrollo de Aeroperú.

La despedida de las canchas del cañetano José Fernández en un Perú 3 – México 2, partido nocturno denominado “el partido de las banderas” en el Nacional en 1973. Bien feeling cuando la afición se rindió homenaje al capitán en un Estadio Nacional lleno de bote a bote, donde el gran José se despidió anotando dos golazos.

Las promociones de verano de Coca-Cola: pelota playera con logo, piscinita inflable con logo, polo con logo. Era bien bravo encontrar una bodega con la piscinita para canjear, mi mamá la ubicó por Chorrillos.

Las dos primeras películas del ciclo “Noches Espectaculares del Café Don Lucho” fueron “Topkapi” (con Melina Mercuri, Maximilam Schell y Peter Ustinov) y “El Hombre de Río” (con Jean Paul Belmondo).

La propaganda de “Baygón” donde Kiko Ledgard y uno de sus hijos salían tocando el piano a cuatro manos y aparecía una cucaracha que Kiko la quería matar con un martillazo. Su hijo le sugería que mejor use su Baygón.

Cuando la selección peruana clasificó a México 70, sus integrantes fueron en la noche de su llegada a Palacio de Gobierno. Los milicos de la Casa Militar los hicieron entrar a paso ligero y con los buzos de la época (una sudadera misiaza, y un pantalón con su elástico en la cintura). “El Panamericano” pasó las secuencias en la noche.

Las piernazas de la actriz Lourdes Mindreau, que hizo de la “Pies Dorados” en la cinta nacional “La Ciudad y los Perros”. Ella empezó su popularidad con su tanga y su camisetita pegada anunciando los rounds en las peleas de box de Marcelo Quiñones y Fernando Rocco Castro. Qué tal currículum y patrullas, oiga usté….

En la telenovela “Me Llaman Gorrión” con Regina Alcover y Oswaldo Cattone, Orlando Sacha hacía del papá de Cattone. Una vez, en una entrevista, Sacha dijo: “Qué tal desvergüenza, si yo soy menor que él…”.

Los discos en formato “12 pulgadas”, que algunas radios de Lima traían desde los Estados Unidos, y que sólo eran lanzadas para promoción y para su difusión en la discotecas

La atractiva modelo Carola Duback, que era presentadora de TV en los años 70. Era una suerte de Cuchita Salazar pero más exótica.

El antro “El Tiburón” que quedaba en las playas de la Costa Verde, en los setenta. De discoteca pasó a ser rucódromo. Como a las doce unos zambos vendían ahí lomo saltado para que te pase la borrachera.

Las interrupciones de las transmisiones de la TV, cuando la señal retornaba, el canal ponía un cartel alarmante diciendo “NO TOQUE SU TELEVISOR”.

El “Pan Popular” y su comercial donde salía Chapulín el dulce. Ese pan sí era duro de digerir, lo mordías y se te quedaban dos dientes clavados.

La primera época de “El Noticiero del 9” (hoy ATV), cuando inauguraron ese canal, era presentado por Orlando Sacha y Elvira de la Puente. Los experimentos de actores y maestros de ceremonia para leer noticias nunca ligaron en el Perú.

El ciclo sabatino “Cine Cinco”, de Panamericana, que iba a las diez de la noche. Una vez pasaron una película italiana llamada “Tratante de Blancas”, producida por Carlo Ponti y Dino de Laurentis, y tus papás te mandaban derechito a la cama porque eras muy chiquito.

La telenovela argentina “Un Extraño en Nuestras Vidas”(1972), sobre dos gemelos, uno bueno, maestro de escuela, y el otro malo, vividor a más no poder (uno de los argumentos más machacados en las novelas junto con los que despiertan de un coma). El tema principal era “Te Propongo”, cantado por Sandro. La pasó el Canal 4.

El programa deportivo “Ovación”, que en 1970 presentaba por Canal 9 Pocho Rospigliosi y su plantel. Por desgracia no pegó y hubo que esperar la vuelta de los sacos de colores brillantes y las empanadas hasta una década más tarde.

El reportaje de Pocho Rospigliosi a la voleibolista Anace Carrillo, en su casa desde algún lugar de Lima. El gancho era que Pocho le compraba unos tamales que la morena preparaba para su negocio. Lo tuvieron que parar al gordo para que no se los termine todos.

Las empanadas que, a golpe de dos de la tarde, Pocho Rospigliosi mandaba comprar a “Berisso”, el recordado local de la avenida Arenales, a unos pasos del Canal 5. Pocho siempre hacía que las “ponchen” empaquetadas, antes de ser deglutidas por los hambrientos “staffers” de Gigante Deportivo.

Las enfermedades veraniegas del “rasca rasca” o sarna y de la conjuntivitis, que aparecieron en las temporadas estivales de 1972 (para la primera) y de 1977 y 1981 (para la segunda).

El romance entre la cancionista criolla Lucía de la Cruz y el pugislista huaralino Fernando Rocco, muy sonado en los años 70.

La vez que, en 1974, Augusto Ferrando cumplió años y Juan Velasco Alvarado lo llamó por teléfono a su casa para saludarlo. Las cámaras de la TV parametrada estaban en ambas residencias, registrando la noticia. Pasaron semanas y Ferrando no paraba de hablar del suceso con su chochera “el chino”.

El programa “Pinascoteca“, de “Radio América”, conducido al mediodía por Luis Ángel Pinasco. De cajón iba la mejor música disco de esos años. Un tiempo más tarde ya cuando Rulito estaba amarrado, el programa lo animaba conjuntamente con Sonia Oquendo.

El “Atún Popular” del primer gobierno de Alan. Costaba cinco Intis y era negro… Con qué lo harían.

Propaganda de la radio, súper antigua de los años 50-60: “Me voy a dormir, en una cama Hércules, me voy a dormir”.

La entrevista de TV que Roberto Salinas le hizo antes del inicio de un encuentro al arquero brasileño Manga, quien jugaba para el Nacional de Montevideo. Despidiéndose Salinas le dijo: “Te deseamos buena suerte”, y cuando el arquero se fue, el comentarista dijo directo a las cámaras: “En verdad, espero que no la tenga”. ¡Que hipócrita!

Los sanguches de pollo en el Estadio Nacional. Esos que tenían una mayonesa tan amarilla que casi era anaranjada. Las convulsiones venían de yapa.

La modelo Fiorella Ferrari que co-animaba con Pablo de Madalengoitia, el programa de tareas “Para ganar hay que tratar”, que iba los martes a las 9 p.m. por Canal 4 (1977-78). En el programa inaugural, ella estaba bajando por una rampa con su micrófono alámbrico en el cuello, y ¡zas!, se le atoró el cable en una ranura del set. El buen Pablo la ayudó a salir del entuerto. Bueno, quién no la ayudaba…

Los “inesperados shows” de Canal 5 de los humoristas Parry de Argentina, Verdaguer de Uruguay y del baladista gaucho Juan Ramón (quien cantaba “Cara de Gitana” y “La Cinta Amarilla”). Parece que, a último momento, “Telecentro” les hacía ofertas a esos artistas, que no podían rehusar. Eran “inesperados” porque ni los habían anunciado y ya estaban en el aire, en vivo.

Cuando a la compañía “Lima Rubber Company” se le cambió de nombre a “Lima Caucho S.A.”. No causaba mucha gracia en el Velascato que los nombres fueran en inglés.

Los aros deportivos “Aros Negri” y “Aros Mejía”, que la mayoría de corredores de autos usaban en los años 70. Peor es nada.

La vez que un concursante fue a Ferrando y antes de cantar quiso hacer un comentario sobre los sucesos del 5 de febrero de 1975. Ferrando le dijo, “Hermano, no nos metamos en problemas, mejor canta nomás…”.

El mago argentino Enrique Carbone, “Blakamán”, tenia su doble o gemelo en el arquero del Deportivo Municipal de los 70’s : “Blakamán” Espinoza: similar contextura corporal y barbita de chivo bien cuidada, aunque otros jugadores del cuadro edil decían que al igual que el ilusionista gaucho, se “enterraba vivo” por tres horas dentro del baño en estado “cataléptico” después de cada atracón de tacu-tacu que se daba. ¡Jalen la palanca!

La “13 A”, histórica línea de Enatru que hacía toda la ruta Javier Prado-La Marina. Era un clásico tomarla con toda la mancha para llegar a la Feria del Hogar.

Los muñecos articulables de cartón que vendían en Monterrey de diversos superhéroes como Superman, el Hombre Araña, Batman, etc.

El fallido programa de video clips “Musicando”, con Iván Márquez, que iba como secuencia de “Perú 77”. A Márquez le quitaron los anteojos para que parezca más juvenil. Bastó para que no lo pasen más.

Las ocopas instantáneas “Mery”, “Maggi” y “Flor”, salidas en los setenta como respuesta a las ocopas “Rossi”.

La entrevista “desde algún lugar de Lima” que Pepe Sagar hizo, para “Cincovisión”, en 1972, a los luchadores “Super Demon” y “Huracán Sánchez”, las estrellas de “Los Colosos del Catch”. Los mencionados eran hijos del promotor de boxeo Max Aguirre, quienes se dedicaron a la fantasía del “agárrate como puedas” y no a los guantes como su progenitor.

La canción de “Los Colosos del Catch” decía: “Ya verán, ya verán, como en la lucha bravos son, muy valientes, esforzados y arrojados, Los Colosos del Catch, Los Colosos del Catch…”.

La primera transmisión de “Los Colosos del Catch” no presentó a luchadores nacionales, sino un enlatado traído desde la Argentina. En los siguientes programas los luchadores fueron peruanos, cuyas peleas narraba el polifacético Fernando Farrés, desde el Amauta.

El momento cumbre de ese espectáculo fue la pelea entre el “Vikingo” y el cómico “Moncherí” (fue la única vez que la pelea se transmitió en vivo, siendo, a su vez, el único número de la noche). Luego dejó de transmitirse a pesar de la publicidad que promocionaba nuevas atracciones (como la llegada del luchador israelí “Jacoibo”, quien en espectacular pelea no transmitida por TV, derrotó al Loco Cardenal y al Vikingo juntos).

El capítulo del “Chapulín Colorado”, donde sale Rubén Aguirre (el profesor Jirafales) disfrazado de un japonés llamado “Silbato Yamasaki”, cuyo nombre era obvia alusión al árbitro peruano Yamasaki quien radicaba en México.

El arroz ECASA. Hablando de eso, un día un amigo encontró un diente en el arroz chaufa. Recuerdo que habían bolsas de colores en función a las “calidades”. O sea les explico, “extra” una piedra, “corrienet” pura piedra.

El restaurante de carnes y pollos “Bar B.Q.” del Óvalo Gutiérrez en Miraflores. Ahora es el garage del Supermercado “Wong”.

El coreógrafo “Spencer“, quien tenía su academia de baile “Step Studio”. Salía bailando en comerciales, mismo Michael Jackson.

Las parodias de Hugo Muñoz de Baratta, sobre personajes famosos de la historia, la literatura y las series de televisión: “Los Tres Más Chicheros, los borrachos espadachines de la Corte del Rey”, inspirados en los personajes de Dumas: “Moscatus”, “Oportus”, “Arandamis” y “Champañán”; “Chanchón y Manila”, inspirados en los bíblicos Sansón y Dalila; “Cholo Holmes”, inspirado en el personaje de Conan Doyle y “Napoléon Cholo”, inspirado en el “Napoleón Solo” de “El Agente de CIPOL”.

Los posters gigantes armables con conocidos personajes musicales o televisivos, que venían en cualquier revista juvenil. Tenías que comprar como 100 revistas para armar un sólo poster.

El comediante “Pachitea”, que era un cholito de acento charapa que integraba los elencos de “Loquibambia” y “Teleloquilandia”, en radio y TV. En realidad no imitaba a nadie, su única gracia era su acento. Qué será de la vida de ese brother.

El malteado “Chocco Presto” y su comercial donde salía un zambito que dice era el campeón del barrio por beber su leche con el polvillo ése.

Los chicles “Tumix”, cuando auspiciaban las transmisiones deportivas de Canal 5, con el plantel de ese canal conformado por Humberto Martínez Morosini, Pepe Barreto y Roberto Salinas. La caseta del 5 en el estadio no era más que era una mesa celeste puesta sobre la pista atlética. Con razón Morosini decía: “Refrescante noche deportiva…”.

El panetón “APRA”, con una caja parecida a la de Motta (en el medio, venía la estrella roja de cinco puntas, la lanzaron la Navidad del 84, o sea, antes de las elecciones de 1985).

El informe especial del programa “Testimonio” (que salió día de semana) sobre el conflicto de la Cordillera del Cóndor, de 1981. César Hildebrandt aparecía mismo Rambo disparando con una ametralladora.

La propaganda de TV de Cigarrillos “Presidente” (?). Donde se veía un chofer de “colectivo” (ahora lo llamaríamos lanchón) que hacía el servicio por la avenida Arequipa y fumaba (el chofer era un moreno); sube un flaquito y le pregunta ¿Qué fuma? y el chofer contesta con voz ronca: “¡Yo fumo Presidente, un cigarrillo para hombres!!”…. Y el flaquito dice: “esquina bajan”.

El antiguo marcador del Estadio Nacional, donde unos compadres, cuando metían gol, quitaban el cartel de “cero”, para poner el número de gol que correspondía al equipo anotador, en un huequito en la pared que era como una ventana (los patas que manejaban el “sistema” estaban dentro del marcador). Los relojes eran “Edox” (uno daba la hora, el otro marcaba el tiempo del partido). Con el terremoto de 1974, ese marcador se rajó y quedó inutilizado por un buen tiempo.

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