Nuevos jales:
«Acasuzo amigo, Chile está contigo». Cántico en las tribunas de los hinchas chilenos cuando el arquero peruano prácticamente «regaló» tres goles en Santiago en las eliminatorias del 85, el tercer gol de Rubio, era de arquero de barrio (¡con todo el respeto que se merecen los arqueros de barrio!). Los diarios peruanos trataron al «Chevo» Acasuzo de «espía» y «vende patria». Nunca más lo llamaron a la selección.
Jabón Bolivar: «Lava con potente cariño».
El utilísimo papel Sello Sexto: «Señor, por favor haga su fila y compre su papel Sello Sexto».
Para negar algo la gente decía «Nelson Pinedo», en referencia al famoso cantante colombiano, el único sobreviviente de los cantantes de la Sonora Matancera, también conocido como el «Muñecón de Colombia» o «Mister Momposina».
Cuando te jalaban de año o en un curso, te «bochaban».
Para mirar algo se decía «luquear» que venía del inglés «look». También podías chiniar, tirar lenteja, irte de bistec, tirar Velásquez, etc.
«Filcafé filtrante… mató a la cafetera». Eslogan de una marca de café. Hace muchos años esta empresa hizo una promoción que ocasionó un caos en la avenida Tacna, donde se armaron largas colas y un tremendo congestionamiento vehicular, fue incluso necesario la intervención de la Guardia civil que lanzó bombas lacrimógenas. Todo para poder canjear seis tazas de loza a cambio de sobres de café con filtro.
Cuando algo era recontra cool, era «super onda».
A la gente de clase económica adinerada se le decía gente «gagá». Incluso Guido Monteverde tenía una columna en la revista Gente sobre la sociedad limeña, llamada «Antipasto Gagá».
Los desinfectantes Bay-Clin de Bayer.
«Panamericana, la gran cadena peruana, presente en los hechos que hacen la historia del deporte…» (Humberto Martínez Morosini le daba duro a esta frase en las narraciones del fútbol).
Cuando llegaban los circos en julio se cobraba la entrada «en gancho», es decir, dos por uno. Las silletas eran durísimas y en los intermedios vendían narices de payasos, manzanas acarameladas y melcochas en un papel celofán rojo.
En el cole, en vez de lavar las zapatillas Dunlop, muchos le pasaban un poco de tiza blanca y listo.
«Hermanos míos». Frase impuesta por José Lazaro Tello de los Embajadores Criollos en los tiempos que en las casas se almorzaba oyendo música criolla. Pedro Infante incluso visitó Radio Victoria y actuó en el cine El Porvenir cuando esa zona no era tan brava.
«Tarde o temprano su radio será un Philips».
Los avisos económicos de El Comercio donde la gente le daba las «gracias al Espíritu Santo» (¿y si el Espíritu Santo leía Expreso?), incluso pidiendo «disculpas por la demora».
Los otros avisos económicos de El Comercio donde se vendían teléfonos fijos con serie y todo.
«Travoltéese con Glostora» (y use el pelo como casco).
Vencedor: «Las pinturas de clase A».
Los detergentes Maravilla (hoy Ña Pancha), que es en realidad una réplica del norteamericano Tide.
La cadena de tiendas Neisser.
«Yo… Nescafé». Slogan de un comercial de TV. En su programa cómico, Hugo Muñoz de Baratta hacía un sketch donde, vestido de reo, aprovechaba que su guardián dormía frente a una taza de café, para abrir su celda y salir sigilosamente. Al pasar junto al guardia se detenía, tomaba un sorbo de café y mirando la cámara decía: «Yo… me escapé».
Las pichanguitas en la Costa Verde entre «drogadictos contra alcohólicos».
Cuando el drive-in «Tip-Top» estaba de moda y se servía en los carros había gente que hacía el «perro muerto» y fugaba sin pagar, arrancando con bandeja y todo. Pero generalmente los «mozaicos» (los mozos) ya habían apuntado la placa.
«Cannon» (1970-75). Serie policial con William Conrad. Bueno, antes de ser policial debía ser considerada como una serie de ciencia ficción, porque eso de que un paquidermo como el gordo Cannon sea más ágil que la mona Chita no pasaba de ser humorismo, pero del malo.
La vedette Estela Colombo y la obra picaresca «Calígula 2000».
Las bolsitas de arroz dulce, esas que las tenías que comer de pura hambre, regalaban calcomanías con figuritas de personajes animados de moda, tipo Meteoro. Pero la calidad de estos dibujos era tan, pero tan lamentable, que cada vez que a alguien le salía mal un dibujo se decía: «Este es fulanito de tal, en versión arroz».
«Oye, te estoy hablando desde una cabina pública… Rapidito que se me pasan los 3 minutos y no tengo otro Rin». (Problemática común de los años 80).
La hora de OBE (Orientación y Bienestar del Educando) en el cole. ¿Para qué dicen qué era?
El grupo nuevaolero argentino «Los Tíos Queridos». Más malos que maní crudo. Y encima les pagaban.
«¡Hasta chao!» (Mirtha Patiño).
A los del colegio militar Leoncio Prado les decían «chocolateros». Esto puesto que sus uniformes se parecían al de los chocolateros de los cines que circulaban con su linterna y su caja de dulces.
«La tierra es para el que la trabaja» (Ley de la Reforma Agraria).
«Ser Revolucionario es… «. Propaganda de los militares en forma de tira cómica (tipo «amor… es»), con frases tan ilustrativas como: «Donde late el corazón de un peruano, late el corazón de un revolucionario». Sí, mi comandante…
A la gente que esperaba los minutos finales de un partido para colarse gratis al estadio se le llamaba «La Segundilla».
«¡Hay super gato encerrado!» (Otra del Super Ratón).
Más jergas: De fresa (de frente), ciruela (sí), yucas (piernas), cazuela (casa), ternera (terno), galleta (rostro), orégano (hora).
De radio Ovación, «Un Perú en sintonía»:
«Adelante Ica… Adelante Zegarra, escuchamos…»
«Aquí hay un penal a favor del KDT, Pocho… Lo va a shotear el chino Iwasaki…»
«Sí, adelante Zegarra, para Ovación…»
«Se acomoda Carpena en la valla del Espinoza… Tira Iwasaki y ¡GOOL!!! del KDT… ¡Gooollll del KDT!!!… Gana KDT en Ica 2 a 1 al Espinoza… Gol de pantalones Consul… Gol…»
«Atención Pocho…»
«Sí, que pasa, aquí en el Nacional juegan Municipal con Alianza, se va Sotil…»
«Atención Pocho…»
«Sí, Zegarra… Adelante…»
«No fue gol Pocho… No vi bien… La pelota salió desviada… Creí que era gol…»
«Esta bien Zegarra… ¿Cuál es la pila?…» (Narración de un partido Espinoza-KDT Nacional en Ica).
«Pocho ojeaba la revista El Gráfico, encontraba un artículo interesante y decía: «Esto es lo que le gusta a la gente». Luego se iba a Miami, escuchaba un disco de Rolando La Serie cantando «Hola Soledad», y decía: «Esto le gusta a la gente». El siempre andaba pensando en lo que le gusta a la gente, pero al final era su propio gusto.» (Micky Rospigliosi).
A las mujeres que salían con uno y con otro les decían «pamperas».
Agua de mesa Chuquitanta: «Para el hambre pan, para la sed, solo Chuquitanta».
Las fotonovelas. Que se popularizaron en Argentina a mediados de los años 50. Estas revistas de tapas coloridas y tiras fotográficas con guiones de violencia y sexo también invadieron nuestros quioscos. «Kiling» (La Lista 16) era una de ellas, «Kriminal», «Diabolik» y «Goldrake» eran otras. Ofrecían básicamente el mismo material de lectura con tramas sobre genios del mal envueltos en tramas de espionaje internacional, junto a curvilíneas heroínas que simbolizaban objetos de placer. El lenguaje de los hombres era bastante carnívoro: «La tomo de la cintura y siento su carne firme y aterciopelada en mis manos». Ellas, solían proferir delicias como: «¡Oh, mi bestia peluda!». No faltaban diálogos aún más exquisitos: Ella -«Ahora que somos amigos, ¿me acompañas al estudio Lafert? Me están esperando para hacerme unas fotos». Él –«¡Pues yo te haría otra cosa!».
Las loncheras de metal que llevabas al cole, que parecían de construcción civil.
«El hombre crea, el mono imita, pero con R.B.C. no hay quien compita». (Eslogan radial).
«Y aquí, por la marginal de la selva…» (Fernando Belaúnde).
Un sketch de «Risas y Salsa» donde «Papá» Manolo (Adolfo Chuiman) está en una cantina, apoyado en el bar con unos impresionantes anteojos ahumados y con tres botones de la camisa abiertos. Está observando cuando, ¡justo! hace su aparición «Machucao» que ingresa al local acompañado de sus colegas de trabajo. Manolo trata inmediatamente de convencerlo para que lo ayude, («Yo, tu maestro, el que te hizo hombre»), pero Machucao se niega. Manolo le cuenta que ha estado de mal en peor, de «choro en el callejón de Buque», de «vendedor de chancay en La Colmena», no puede dejarlo así porque en definitiva: «¿Quién soy yo y seré siempre, con quién estás y estuviste? ¡Con papá!». Manolo tiene un plan. Se trata de la recompensa ofrecida por una hija raptada que tiene tres lunares y una cicatriz en la nalga izquierda. Machucao debe vestirse de mujer para poder cobrar la recompensa: «el medio palo» ofrecido, «la guita, la mermelada, hermano». Una vez vestido de mujer, («Estás bien mamasita Machucao») el desenlace es el esperado; cuando los padres de la hija están a punto de aceptar a Machucao, la verdadera hija hace su aparición. Mientras «Papá» Manolo se da a la fuga, Machucao intenta demostrar la cicatriz en la nalga izquierda, y es descubierto, golpeado y humillado.
«¡Ah! Kolynos».
En los años 70 en el Perú hubo un concurso de nombres extraños. Lo ganó una chica de la selva llamada AEROPAJITA.
«Extraoficialmente van cero a cero» (Rulito Pinasco, en un momento inspirado de locución).
La Lista # 25. ¿Aportes para «La Lista»? Envíalos a: cartas@arkivperu.com