Todos lo conocen como «El Loco». A veces le dicen «au… au». Tiene infinidad de de personajes para interpretar, y su perfecto maquillaje no permite diferenciar al uno del otro; puede ser en un instante el Hombre Lobo y a los pocos minutos convertirse en una atractiva mujer; es César Ureta de las Casas, popularmente llamado el «Loco» Ureta.
Sus actuaciones en televisión, en café-teatro y en otros escenarios han permitido a propios y extraños verificar la calidad histriónica de este artista. Su autoformación, su autodidáctica para maquillarse y su versatilidad para interpretar distintos personajes, son motivos, más que suficientes, para un lugar de «Al César lo que es del César», decir «Al loco lo que es del loco».
− Dime, loco, ¿tienes problemas cuando vas por las calles?. He visto como la gente te grita «loco» y también he visto cómo reaccionas y eso en realidad no te favorece para nada.
−Bueno, la verdad es que yo ya me he «superado». Antes me fastidiaba cuando me gritaban «loco», pero ahora cuando me gritan «loco» me hago el loco, como si no los hubiera escuchado.
− Confiésate, ¿eres loco de verdad?
Me maquillo y tengo mil rostros. Trato de caracterizar diferentes rostros, pero de verdad, en la vida diaria tengo dos caras: tengo la de loco y la de serio.
− ¿Y loca eres?
¿Qué pasa?
− Te has puesto serio…
No, es falso. Serio solamente soy cuando pido aumento de sueldo y cuando me declaro a una mujer.
− Bueno, a otra cosa, qué haces aparte de no hacer reír?
Siempre me ha gustado algo que se relacione con el periodismo, o sea, el dibujo publicitario, caricaturas de los artistas del espectáculo y personajes de la política, me gusta hacer tiras cómicas, monos y también le entro a la fotografía. Actualmente soy técnico en seriegrafía y fabrico calcomanías para la industria.
−¿Eres feliz?. ¿Cómo te sientes más a gusto?
La verdad que para mí lo normal es estar alegre. Para mí la vida es color de risa, me gusta siempre estar alegre y ver a la gente alegre. Me fastidia cuando veo una persona seria o triste.
−¿Eres casado?
Sí, estoy casado hace cuatro años.
−¿Cuántos hijos tienes?
Ninguno.
−¿Qué pasa? Cuatro años de casado y «nada». ¿Te están «fallando las pilas»?
Todos los días tengo mis encargos a la cigueña, pero parece que tengo mala ortografía… Es que a lo mejor te tiembla la mano al escribir…
— Pienso que tienes algo interiormente. ¿Podrías contar tu vida rápidamente?
Nací en Lima en una ribera de la calle treinta y dos. El día que yo nací no nació ninguna flor. Me trajo el Pájaro Loco. Llegué a mi casa y mi mamá había salido. Al rato empecé a tener hambre y me fui a la casa de la vecina para que me diera un poquito de leche y ella me dió un poquito nomás, porque le daba de mamar a todos los niños del vecindario. Luego fui a mi casa. Mi mamá ya había llegado. Le dije: «Mamá ya nací». Ella me dijo: «Que sea la última vez. La próxima te rompo el alma». Una vez que se calmó le dije: «No te preocupes mamá, que ya me eché el talco que estaba arriba de la alacena». «Te has echado el queso rallado, tonto», me dijo. Pasada la sorpresa, mandó llamar a mi papá para que viniera a conocer a su hijo. El vino muy contento. Imagínense, cinco años que no venía. El había estado trabajando de buzo en una acequia; pero lo ascendieron y lo pasaron a la piscina. Al día siguiente me mandaron al colegio. Regresé muy temprano y le dije: «Mamita, el estudio no me gusta matatirutirulá…».
De mi niñez no me acuerdo porque sufro de magnesia. Pasaron los años y llegué a los quince, la edad en que todos los muchachos aspiran a ser como sus grandes héroes, James Bond, Batman, Superman, Tarzán, Tony Curtis… Algunos como Cleopatra. Yo como no le pedía mucho a la vida quería ser como ese gran actor que trabaja en televisión en canal y que hace «Au aú», que se llama César Ureta. Ahora que estoy viejo y acabado, digo: «Pude ser un gran artista».
−¡Eres loco, no hay duda! ¿Tus imitaciones, o fonomimias te traen problemas?.
Nunca he tenido problemas con las personas a quienes imito, porque trato de no ridiculizarlos y no chocar con sus debilidades.
−¿Qué personaje te gusta interpretar más?
Me gusta interpretar personajes a los que yo digo «Los Olvidados». Personajes, así, como locos, personas con taras, monstruos de la naturaleza, muertos de ultratumba, todos esos personajes tétricos, Me gusta interpretar mucho los personajes de terror.
−¿Por qué se identifica con tu persona?
Sí, estoy cansado de verme la cara en el espejo y me gusta cambiar de rostro.
− Loco, ¿piensas viajar al extranjero?
Sí, lo tengo pensado.
−¿Cuándo?
No sé, solamente pienso.
–¡Ah, eres gracioso!, ¿me «agarraste»?
Sí, te agarré.
−Entonces suéltame.
Ja, ja.
−¿Porqué no haces café-teatro? ¿Eres tan malo como artista que no te llaman?
Voy a hacer café-teatro. Estoy buscando un local. Siempre me han dado a comer gelatina, ahora quiero comer «torta». Explotan al artista no pagan bien.
−¿Eres borracho?
No, solamente que ciertas cosas me las «tomo a pecho».
−Aparte de ser loco eres calvo, ¿desde cuándo eres calvo?
Desde que nací.
−¿Y cuando te diste cuenta?
Un día estaba caminando y me tropecé con un mechón de mi cabeza, por si acaso, de aquí arriba.
−¿Pero estás conservando el poco cabello que te queda?
Ah, bueno, eso sí. Para conservarlo lo meto en una cajita.
−En otras oportunidades que te he visto, te he notado deprimido, como enfermo. ¿Sufres de alguna enfermedad?, ¿qué síntomas tienes?
Bueno, he notado que soy de corazón débil y de «cabeza» dura.
−¿Crees que cómo cómico tienes acogida cuando vas al interior del país?
En donde se presentan los programas que yo trabajo hay buena acogida. El público los acepta, se congenia con los programas cómicos. Esa es la facilidad que tiene el cómico, que en cualquier sitio puede caer simpático.
−¿Posarías desnudo?
Si mi anatomía colaborara con el arte y con la cultura yo creo que no me haría de rogar.
−¿Cómo te defines sexualmente?
¡Yo soy hermafrodita!
−¿Hermafrodita?
Sí, porque la del hombre la tengo en su sitio y la de la mujer en el cerebro.
−Cuando te vistes de mujer das la impresión de ser toda una vampiresa. Tus gestos y poses están muy bien logradas, se diría que hasta sabes besar como una mujer fatal.
Bueno, sí se besar; aprendí a hacerlo tomando gaseosa con cañita.
−¿Qué piensas cuando tus amigos te ven vestido de mujer?
Yo creo que es problema es de ellos. Más sospechosa es la preocupación del hombre por otro hombre por su vestimenta femenina, porque cuando uno se viste de mujer con la intención de hacer pasar un momento grato, ameno y divertido, no tiene nada malo. Sobre todo cuando el que la debe no la teme.
−¿Pero te gusta ponerte faldas?
Reconozco que me gusta ponerme faldas, pero no me aloco, no me aloco, no me aloco, no me aloco. ♦
Fuente: Revista Caretas, 1971.
«Si tuviera que volver a nacer y cambiar de nombre me llamaría nadie, pero antes pediría protección policial, porque dadas las circunstancias actuales, lo más temerario que puede hacer un hombre en el Perú es arriesgarse a nacer».
Quien habla así no es un filósofo de la náusea, ni un redentor crucificado en la cima de la montaña de basura. Es un humorista; tal ves el mejor humorista de la nación: César Ureta de las Casas, a quien, en mala hora, hemos invitado a un reportaje para hablar en serio.
–¿Aceptas estar loco?
–Sí, en la misma medida en que el resto quisiera aceptar que está imbécil.
–¿Cuáles son los primeros recuerdos de ti mismo a la hora de tomar conciencia de este mundo, al que, según dices «jamás dijiste que trajeran»?
–Tengo la vaga imagen de un niño haciendo morisquetas frente al espejo.
–¿Burlándote de ti mismo?
–Preparándome para repeler la burla de los demás. Si he de hacerme un autorretrato en lágrimas, diré que siempre fui un niño solitario, dueño de un mundo aparte, el único habitante de un valle alejado de rumores. Cuando me regalaban un juguete lo destripaba al instante para ver que tenía adentro. Era un niño destructor y asesino de muñecos.
— ¿Una semilla de maldad?
–De maldad inocente.
–¿Quizá sepas por psicología que el espíritu destructor se manifiesta en los niños sin amor o en aquellos que son víctimas de agudos descontentos?
–No me faltaba nada, quizás estaba sobremimado.
–¿Asumes que fuiste un niño feliz?
–Sí, aunque tal vez no me di cuenta que lo era.
♦ COMPLEJOS Y MIEDOS
–¿Qué es lo que más amas?
–La soledad, único refugio contra la maldad del mundo.
–¿Qué es lo que más temes?
–Al público, su sed insaciable, su dedo acusador.
–Ese es un complejo de culpa desarrollado por el actor. ¿Crees tal vez estar defraudando permanentemente al público?
–El caso es que quisiera darle más y no puedo.
–Sin embargo el público cree que eres el gran actor humorístico del Perú al que jamás le dieron la oportunidad de demostrarlo plenamente… Dime, ¿se trata de los libretistas o de otros factores…?
–Son muchos los factores para que yo sea un humorista a media agua. Pero el caso es que no quiero chocar con nadie porque tengo miedo.
–Entonces cómprate un perro.
–Tengo miedo del perro.
–Por favor, César, no te refugies tras el tras el juego de palabras y di, ¿son los libretistas los que no responden a tus expectativas?
–Son muchos los factores, pero si quieres una respuesta honesta te diré que en nuestro medio, así como hay muchos artistas que no sobresalen y hasta fracasan por culpa de los libretistas, también hay libretistas que no destacan porque no hay actores dignos de su talento. Se trata pues, de una rueda sin fin de reciprocidades. Pero nadie es culpable de que así sucedan las cosas, porque somos un país subdesarrollado, con políticos subdesarrollados, con artistas subdesarrollados, con libretistas subdesarrollados y con humoristas subdesarrollados, de modo que ni tú ni el público pueden culparme, ni culpar a nadie de nada.
–¿Qué estás tratando de decir?
–Que tenemos lo que tenemos porque sólo somos un fiel reflejo de lo que es el Perú.
–Sin embargo de tu derrotismo, hay hombres que se imponen al medio y se agigantan…
–Es que yo soy hipersensible, un tímido que se esconde tras el escudo del humorismo y de mis personajes, algunos de los cuales son terroríficos, abominables, grotescos, brutales. Tras cada uno de ellos estoy yo tratando de desquitarme de la sociedad: asustando a los que me asustan; tratando de apabullar a los que me apabullan en la vida real. Soy el hombre de las mil caras y los mil sentimientos que varían desde la timidez, la nobleza, la miseria, la desolación, la marginación y el abandono hasta la heroicidad, el crimen y el terror.
♦ PAYASO
–¿Qué opina del público?
–Mucha de la risa y la alegría que rescata el humorista obedece a una extraña mecánica: El público convierte en risa las miserias, las vicisitudes, el ridículo y el sufrimiento del actor, que a su vez se compensa viendo al público reír ante lo que es el espejo de sus propias miserias.
–¿Masoquismo recíproco?
–Inconsciencia mutua. El hombre es payaso del hombre.
–Se te señala como un actor muy personal, ¿estás de acuerdo con esa opinión?
–Se equivocan, soy un actor en busca de una personalidad. Por lo demás he sido tantos, que ya no sé quién soy…
–¿Por quién votaste en las elecciones?
–Por Belaúnde.
–Luego, y definitivamente, no estás loco.
–Fue la única vez en mi vida que no me pude dar ese lujo.
–Pensé, César, que hacerle un reportaje serio sería una tarea más bien difícil pero…
–Yo siempre dije que hacerle un reportaje serio a César Ureta, no era un problema para él sino para el periodista.
–Tampoco fue para mí que vengo haciendo 20 años e Esopo…
–¿No era ése uno que hacía hablar a los animales?
–O tal vez un animal que entendía el lenguaje de los hombres…
–Así está mejor.
♦ SOLEDAD
–Dime, César, ¿qué se esconde tras de ti que eres un miedo con dos patas?
–Detrás de mí se esconde una chispa de espíritu que se desprenderá cuando muera. Aunque es obvio que cuando muera, me moriré de miedo al hombre.
–La risa que provoca tu humorismo es una risa con sangre en la comisura de los labios… Dime, ¿tal vez gravita en tu trágico humorismo el no tener hijos?
–Es posible, ya que el ser humano aspira siempre a continuarse en sus hijos y yo no puedo aspirar a ese derecho. Cuando muera, habre muerto dos veces: una por mí y otra por mi hijo.
–¿El problema es tuyo o de tu esposa?
–De ninguno de nosotros. Es algo inexplicable y extraño porque ambos somos normales y aptos, sin embargo el hijo tarda en llegar. Tal vez aún le falta el pan que debe traer bajo el brazo.
–¿Tienes casa o carro propio?
–No.
–¿Entonces qué tienes después de 15 años de trabajo?
–Un millón de amigos y un medio centenar de enemigos.
–¿Estás contento con la Peña Ferrando?
–Debo confesar que por primera vez me siento pleno, feliz y realizado; gano bien y empiezo a tener confianza en el porvenir.
–¿Se puede saber cuánto ganas?
–No, porque luego me caen los «Hombres T».
–¿Los hombres del Tesoro?
–No, los que «T» enganchan con un sablazo. ♦
Fuente: Revista Gente (1980).
¿El ‘Loco’ Ureta era loco de verdad? — Era loco. Una vez fue a una reunión en mi casa y una amiga fue con zapatos transparentes que se habían puesto de moda. En algún momento se los quitó y se perdieron. Se fue a su casa sin zapatos. Al día siguiente abrí el freezer y estaban ahí, entre el hielo. El ‘Loco’ los había puesto. — Camucha Negrete |
La insólita presentación del “loco” Ureta. Cuando en un programa cómico se salió del libreto; cosa bastante usual, pero esta vez para dirigirse directamente a los televidentes más o menos en estos términos: “Perdonen, amigos, pero yo quiero interrumpir este programa un ratito nada más para hacerles llegar mi protesta. Yo soy un actor que me gano la vida decentemente haciendo comicidad y, como hago cosas raras para hacerlos reir, me dicen loco, el “loco” Ureta. Pero una cosa muy distinta es que algunos crean que soy realmente loco y cuando me vean por la calle me griten ¡loco, loco, mira ahí va el loco, hola loco! A mí eso me parece mal porque yo soy un ser humano y tengo familia y mi sensibilidad, y a nadie le gusta que lo llamen loco, porque además eso no es verdad, y aunque lo fuera… a nadie le gusta… (Y estando a punto de enjugar una lágrima, recupera el aliento para terminar) además, para terminar, les voy a decir la verdad, señores, ¡yo no soy loco! la verdad, señoras y señores, amigos míos, es que yo soy un LOCASO!!!”. Pantallazos de distintos close-ups mostraban sus gestos más estrambóticos, se revolvía el pelo, sacaba la lengua, arrugaba el rostro (risa y aplausos), toda una fanfarria final celebraba la sorpresa de miles de televidentes a punto de conmoverse con las confesiones de este señor actor, del gran César Ureta. ¡Grande loco!
¡Aúa, aúa, tutú, tutú, buenas noches los pastores, brrrrr!”;
César Ureta pertenecía a una frondosa estirpe que hizo suyas las tablas del teatro nacional y era nieto de uno de los más grandes cómicos que tuvo el Perú, Don Pedro Ureta Ojeda, y de la ilustre actriz de carácter, María Mille. Era también sobrino de, por ejemplo, Teresita Arce, la famosa «Chola Purificación», primo de Regina Alcover, y pariente naturalmente, de todo el clan Ureta Travesi.
Hizo su debut profesional en 1962, interpretando un payaso en el programa «La Escalera del Triunfo» de Guido Monteverde. Era Pin Pin, severo juez de quienes tentaban la fama. Luego pasó a «La Peña Ferrando», interpretando a Cocorito Ataque, un niño algo retardado. Y allí brotó la chispa multifacética de Ureta y su extraordinario talento para transformarse en los personajes más dispares. Un día apareció como Rita Pavone, y la teleaudiencia se revolcó de risa. La propia Pavone, que se encontraba en Lima, le mandó una elogiosa felicitación: «Tú eres mejor que yo, que soy el original». Esa frase constituyó según César Ureta, uno de sus más grandes galardones artísticos.
En 1969 pasó por «Teleloquilandia«, haciéndose de premios como el «Amauta de oro» y el «Trofeo Triunfo», así como el Premio «Guido» al mejor actor cómico de 1970. Siguieron el «Show de Tulio Loza», «La Tuerca», «El Tornillo», «Estrafalario» y «Risas y Salsa».
El sábado 9 de octubre de 1982 César Ureta murió de un paro cardiaco cuando era intervenido en el Hospital Naval de una apendicitis aguda, la cual le sobrevino cuando trabajaba en el Callao con ‘La Peña Ferrando’. Terminó su vida a los 37 años de edad. En el cementerio El Ángel fue sepultado ante una multitud que lo admiraba.
Arkiv se ganaría un galardón de todos los fanáticos de la buena televisión si pusiera el video de «loco me llama la gente» interpretado por Cesar Ureta en Estrafalario.
Yo extraño ver a uno de sus más logrados personajes: Al amanerado secretario de nombre José María…
El loco Ureta fallecio en el Hospital San Juan de Dios del Callao a donde fue llevado por una apendicitis aguda….
Hola
Mi padre me cuenta que si coincidías con el «loco» en la mesa de un bar éste no dejaba hablar tranquilo a nadie: jorobaba y jorobaba, haciendo bromas de todo, impostando la voz y mudando de personaje constantemente: tanto un aristócrata estirado como un faite o un afeminado.
Saludos
K.·.
Don César Ureta fue el mejor actor cómico/dramático del Perú. Punto. Y digo cómico/dramático porque había en su aparente comicidad un lado dramático notabilísimo, bastaba observar sus gestos, ni siquiera sus palabras. Qué talento!
Muy gratamente impresionada de conocer la vida y milagros caricaturesco del del gran y versátil actor cómico, César Ureta.
Por los 80 se hacia una serie del canal 7 de televisión CANDILEJAS, había una escena donde el loco Ureta caía a la piscina, esa vez estaba con gripe y con fiebre, el esmoquin mojado, el temblaba era invierno, repitió escena varias veces en dos horas, con el esmoquin mojado, la tenacidad y la dedicación al arte de este hombre era indescriptible. Augusto Ferrando sabia del dolor agudo que tenia de la apendicitis y no lo soltó hasta las últimas.
El entrevistador le hizo unas preguntas tercermundistas , ofensivas y sin el menor atisbo de profesionalidad ni imaginación.
Resultado:
Un mediocre fracasado entrevistando a un gran personaje.
¿Alguien sabe que desencadenó la muerte del Loco Ureta? Se dice que se comió un ceviche malogrado en Breña. Otras versiones apuntan que recibió un golpe cuando fue asaltado por su barrio en La Perla. Esto último fue retratado en la miniserie sobre la vida de Augusto Ferrando. Saludos.
Si la memoria no me falla, el loquito tuvo una apendicitis, que no quiso hacerse tratar. Seguia caminando y hasta trabajando, a pesar del dolor. Por ultimo, la apendicitis lo condujo a una peritonitis que le quito la vida.
he leido mucho del gran loco ureta pero no hay muchos videos la verdad era un capo mejor que el chato barraza otros dicen que su estilo era muy parecido al de Jim Carrey; actualmente tendria 74 una pena morir joven
Alguien pudiera colgar la fono mímica de El Loco, pero del loco Ureta, un fuera de serie, lo quito estas en el cielo, haciendo reír a los Angeles y a Diosito
Advierto un error en los apellidos de Cesar. Ureta Mille fueron los apellidos de su padre tambien llamado Cesar. La madre del artista fue Antonieta De Las Casas. El nombre completo del gran comediante fue Pedro Cesar Ureta De Las Casas, quien fallecio a los 37 de edad el 9 de octubre de 1982. Nacio el 30 de junio de 1945.
GRAN COMICO Y CON ESO BASTA . PUES LA COMICIDAD ES NECESARIO PARA PALEAR LO DRAMATICO DE LA VIDA . GRAN ARTISTA DON CESAR URETA DE LAS CASAS. SE FUE MUY TEMPRANO DE ESTA VIDA DIOS LO TENGA A SU LADO.
El gran César «loco» Ureta,amigo de papá,me entrré de que había fallecido el 9 de octubre de 1982,justo cuando estaba acuartelado en la base Las Palmas de Surco y para mi fue muy triste porque se iba un gran actor y sobretodo(a pesar de sus locuras) una excelente persona.
Hoy en Perú 21, citando a Arkiv, se recuerda 40 años de la partida de César «El Loco» Ureta.
Don César Ureta De Las Casas,
Indiscutiblemente, el más grande actor cómico de la historia del Perú.