Fernando Farrés (1927-2016)

Fernando Farrés en 1956.

Escribe para ARKIV: Gregorio Huaroto Offenhauser

((( LA VOZ RADIAL )))

Podría ser descrito con aquella frase de Augusto Ferrando: «Hermano, he transmitido en todas las radios limeñas, excepto en Radio Patrulla». Ferrando nombró la radio donde el joven Fernando Santa Cruz Cavero empezó su carrera a finales de los años 40, como la mayoría de actores de antaño, como actor de radioteatros, cantante, locutor comercial, o narrador de las historias escenificadas para el auditorio del aire.

Radio Goicochea (más tarde, Radio Central y hoy Radio Moderna) fue la estación de sus inicios, y fue también la señal donde surge Fernando Santa Cruz toma el nombre artístico «Fernando Farrés», cuando apresuradamente, debe suplantar a un concursante de un certamen radial para aficionados que había faltado (las transmisiones iban en vivo). Escogió «Farrés», quizá inspirado en la popularidad del cantante argentino Eduardo Farrell, muy de moda por ese tiempo.

https://www.youtube.com/watch?v=L9X4zMDs3d4

El correcto locutor y músico José Carlos Serván Meza lo recuerda en sus presentaciones en la época dorada de la radio en el Perú, alternando con figuras como Violeta Bourguet, Víctor Manuel Barriga, Nelson Arrunátegui y Teresita Arce. La llamada época dorada de la radio en el Perú, que abarca el período entre finales de los años 40 y toda la década del 50, tuvo al versátil Farrés como figura central en las distintas audiciones de las radios peruanas donde trabajó.

https://www.youtube.com/watch?v=UrFiTAMwNeM

((( LA VOZ COMERCIAL )))

Cuando la televisión llega a nuestras hogares, muchas de esas figuras centrales de la radiotelefonía emigran al nuevo medio, entre ellos Fernando Farrés. Aún así, no se desligaría nunca de la radio, sea como locutor comercial en las transmisiones deportivas (por ejemplo, para «Ovación» de Pocho Rospigliosi); o como la voz de diversos comerciales, área en la que junto a Arturo Pomar era una de las más cotizadas cuentas de la agencia de publicidad Causa. Se recuerda por ejemplo el comercial del el insecticida Black Flag «mata todo», la propaganda del «Té Toro» que propalaban en las radios de corte popular, «Ah, ¿cuándo te dejas ver?…»; o las cuñas identificadoras de Radio Onda Popular:

Farrés representaba a fines de los 70s a la marca de motocicletas «Honda» y su representante en el Perú, «Mavila Hermanos». En un comercial, aparecían Fernando Farrés y el recordado cómico «Gutapercha». Farrés extendía su mano para parar un micro y lo encontraba vacío y le preguntaba al chofer: «¿Y los pasajeros?», a lo que éste le respondía: «¡Se fueron, donde Mavila!».

Arriba: Guillermo Rossini, Felipe Sanguinetti y Fernando Farrés
en “Teleloquilandia” (Canal 4, 1969). Abajo: Elenco cómico de Panamericana TV (1970).

((( LA VOZ E IMAGEN TELEVISIVA )))

Algo que siempre caracterizó a Fernando Farrés en televisión fue su rostro serio y adusto en los programas del humor como «Teleloquilandia» y «El Tornillo», donde caracterizó a memorables personajes, como al malhumorado y malcriado burócrata de «La Santa Paciencia», alternando con los recordados Antonio Salim y Alex Valle, o al dueto de «Los Michis», junto a Álvaro Gonzáles (personajes que nacieron en Radio Nacional, un par de cantantes, vestidos en elegantes smokings, que nunca se ponían de acuerdo sobre la melodía ensayada). Siempre en «El Tornillo», Farrés era el afortunado enamorado de beldades de su tiempo, como Anita Sarabia o Camucha Negrete. Cuando el libreto no era bueno, sus gestos siempre salvaban el momento en el recordado espacio de la comicidad de los domingos por la noche.

((( LA VOZ DEL CATCHASCÁN )))

Para los niños que fuimos, 1972 fue el glorioso tiempo de «Los Colosos del Catch», el espectáculo de la lucha libre que todos los jueves, el Perú entero veía por Panamericana Televisión. Los luchadores, en el espectáculo producido por Max Aguirre (ex boxeador y empresario pugilístico a quien en sus años mozos apodaban «El Químico», por ser dependiente en una botica en el Cercado de Lima) llenaban la imaginación con sus llamativos atuendos de máscaras azuladas y capas iridiscentes, y con las canciones que sonaban cuando el anunciador de la velada los presentaba (cada luchador tenía su canción introductoria). El espectáculo en sí tenía también su cancioncilla característica:

«Ya verán
ya verán
como en la lucha bravos son
muy valientes, esforzados y arrojados
‘Los Colosos del Catch’,
‘Los Colosos del Catch’…»

Era la eterna rivalidad entre rudos y técnicos; los primeros eran gordos, pelucones o pelones, los segundos eran más atléticos y casi siempre gastaban máscaras para esconder sus identidades.

«El Payaso», «El Mongol», «Mongol Junior», «Atila», «Loco Cardenal», «El Vikingo», contra sus archirrivales, personificaciones de la ley y el orden, «Super Demon», «Huracán Sánchez», «El Zorro», «El Gran Gori».

Las transmisiones se hacían desde el Amauta y casi todas eran grabadas aunque hubo una que sí fue en vivo, la pelea del recordado cómico Hugo Muñoz de Baratta, «Moncherí», versus el temible «Vikingo».Toda esa fantasía sobre el ring, de un tiempo que nunca más volverá, era narrada, para el Perú entero, por el evocado Fernando Farrés, que empezaba el relato de una pelea diciendo una frase que se hizo característica, y que todos repetíamos desde nuestros hogares:

—»Listos para la lucha, en lucha!»

((( LA VOZ DEL DEPORTE )))

La muerte de Humberto Martínez Morosini, meses atrás, nos hizo evocar el emocionado relato del recordado «Hombre del deporte» en aquellas transmisiones deportivas donde a nuestros equipos les iba tan bien. Pues debemos recordar que en esas narraciones, no sólo estuvo HMM, o el comentarista Javier Rojas, sino que la locución comercial, de los auspiciadores, la hacía Fernando Farrés. Ganaba Perú y no había nada más grande que las transmisiones del Cinco.

Podríamos seguir evocando tanta presencia y tantos personajes (seguro nadie recuerda «Salsipuedes», una producción de los años 70 para Canal Siete con Fernando Farrés y Camucha Negrete, o la primera versión de «Natacha» en la que encarnaba a un sacerdote consejero de los jóvenes amantes, o aquella propaganda de los jabones «Camay» para la radio, en la que Farrés hacía la voz del cautivado marido con la suavidad de la piel de su rica costilla por usar el jabón de marras), pero el tiempo se nos hace corto y la nostalgia se llena de tristeza ante la partida irreparable. Como dijo alguna vez algún arkivista, el mundo como lo conocimos cada vez se va pareciendo menos al producirse algunas ausencias. Ya la radio, o la TV nuestras, incluyendo la locución comercial y la comicidad, serán muy diferentes desde que don Fernando Farrés ya no estará más en ellas.