Al maestro con cariño: Braulio Castillo (1933 – 2015)

Braulio Castillo era un alumno muy aplicado. Luego de obtener el primer puesto en sus estudios de teatro en la universidad de Puerto Rico, recibió una beca para seguir estudiando en el Pasadena Playhouse en los Estados Unidos. Era una estupenda oportunidad para él y la alegría de su familia fue muy grande.

Pero ocurrió algo inexplicable, la añoranza de Braulio hacia su tierra apagó todos sus deseos de superación, y sin buscar pretextos regresó a Puerto Rico. La desilusión de su padre y amigos se la hicieron sentir y se le clavó como una espina. El «pudiste ser» que todos le sacaban en cara cuando regresó, se convirtió en la razón de su vida y durante muchos años sufrió depresiones, las cuales desfogaba en inútiles huidas. Buscaba a la vez una nueva oportunidad que le permitiera ese alejamiento de la patria, indispensable para consagrase en ella, pues demasiado cierto es aquello de: Nadie es profeta en su tierra.

En 1968, Braulio se sintió libre y dispuesto a emprender una nueva aventura profesional. Hasta entonces, sólo había vuelto a salir de Puerto Rico en cortas giras a México y Estados Unidos. Decidió entonces dejarlo todo y viajar al extranjero.

Luego del éxito en la comedia “Casos y cosas de casa” que de inmediato se convirtió en un éxito en Puerto Rico, recibió una llamada desde Perú. Panamericana Televisión le ofrecía un contrato convincente y a pesar de la nuevas ofertas de Telemundo Canal 2 de Puerto Rico donde trabajaba, aceptó su propuesta y viajó a Lima. El primer mes fue terrible, Braulio vivía solo en el Hotel Crillón, sin conocer a nadie y apenas hablaba con los encargados del Canal 5.

Pero el éxito llegaría rápido, gracias al fenómeno en el que se convirtió «Simplemente María», donde interpretaba al maestro de barrio Esteban Pacciarotti. La cúspide de la telenovela llegó con el «matrimonio» de María con el sufrido profesor, con una ceremonia «en vivo» desde la iglesia de Santa Teresita, junto al Estadio Nacional. La boda paralizó al país. La cantidad de espectadores que se mantuvo en las puertas y alrededores del templo, excedió todos los cálculos, parecía la manifestación pública de algún político en buen momento. Todos los asistentes, público y extras, sabían de qué se trataba, sin embargo, decenas de señoras y señoritas enjugaron gruesos lagrimones contagiadas de la presumible dicha de María, la heroína de la telenovela.

Arriba: Braulio Castillo Mariella Trejos y Saby Kamalich. Abajo: Escena de la boda con Elvira Travesí, Braulio Castillo, Saby Kamalich y Ricardo Blume.
En 2008, «Simplemente María» fue elegida como la segunda telenovela más influyente de Latinoamérica.

Luego llegaría el programa del Topo Gigio, que iba los días domingos por Panamericana. En el resto de América, el simpático muñeco había tenido otros partners. Brasil, Argentina, México, Venezuela tenían sus versiones locales. En Estados Unidos lo hacía Ed Sullivan y en México a Raúl Astor. En los programas producidos en el Perú se eligió a Braulio Castillo como acompañante del ratoncillo, y sus creadores estuvieron tan satisfechos con el desempeño de Braulio, que determinaron usar sus videos en países donde Panamericana tenía presencia: Chile, Bolivia, Ecuador, Colombia, Puerto Rico Panamá y Centroamérica. En todo Lima se desató una auténtica “Topomanía” con muñequitos, discos, polos, loncheras, calcomanías y todo lo que se pueda imaginar.

¿Quién no se iba a dormir con esta escena?

Durante ese tiempo, Braulio Castillo grabó en el Perú un disco dedicado a la madre, algo nuevo en sus actividades. La idea surgió de una conversación con su amigo Carlos Tosi, quien era escritor teatral y tenía una columna en la revista «7 días» (Tosi murió asesinado en 1978, al ser lanzado desde un edificio en el centro de Lima). Castillo y Tosi recurrieron entonces al poeta Teodoro Garcés para la selección de los poemas. La portada estuvo a cargo de José Bracamonte, entonces, el afichista de más renombre en el Perú. Sobre el disco Braulio Catillo comentó en una entrevista: «Siempre quise hacer un disco dedicado a la madre, ¿qué hay más bello que una madre? Para mí representa un homenaje a las mujeres».

Arriba: Disco «El himno de las madres» (Cortesía Vinilos Peruanos) Abajo: Braulio Castillo en publicidad para detergente «Drive» (1970)

En 1970, Braulio Castillo sufrió un golpe durante la filmación de una película en los estudios Churubusco, en México; posteriormente, él y su familia fueron a pasar las fiestas en Acapulco, en la casa del productor Oscar Brooks. Allí, debido a una mala caída, se golpeó la cabeza en la piscina. Fue llevado a un hospital donde tuvo que ser operado, siendo diagnosticado con una lesión cerebral que lo obligó a abandonar su carrera.

Con la noticia de la gravedad del actor, llegaron las especulaciones, incluso se dijo que lo que le ocurrió fue producto de un disparo en la cabeza que le hizo un hombre motivado por los celos. En 1971, aclaró todo en una entrevista exclusiva transmitida por radio en R.P.P. Tenía 37 años. Atrás quedaba una vida llena de fama, de vivir en Perú, en México, donde era un ídolo.

Braulio Castillo fue el responsable de abrirle camino a intérpretes boricuas en Perú y México, y siempre mostró su gratitud hacia nuestro país: «Aquí he tenido tantas satisfacciones. En este país logré vencer la nostalgia de mi país. Esa nostalgia que en una oportunidad estuvo a punto hacerme fracasar en mi carrera y que se me había clavado como una espina, que sólo en el Perú pude arrancarme».

El sábado pasado falleció de causas naturales en un asilo en Puerto Rico. Tenía 81 años. Quedará siempre la imagen del caballero de aspecto impecable, con terno, corbatas y pañuelos que siempre hacían juego. Como el profesor carismático que lograba lo que parecía imposible para nuestros padres: mandarnos a la camita al horario apropiado para un niño. Descansa en paz, Braulito.