Cada intento aberrante de la llamada “televisión basura” en este 2013 –“Combate”, “Esto es guerra” o “Ponte Play”– trae el recuerdo tragicómico de Augusto Ferrando quien regresa a la memoria colectiva del país. La influencia del inolvidable animador en la televisión peruana es revisada ahora que los estudiosos y analistas ensayan distintas nomenclaturas para lograr fijar conceptualmente el fenómeno de la estrafalario y adefesiero. He aquí algunos rastros y huellas que encarnaba este personaje infrecuente y para muchos inclasificable.
El universo de la guayabera
Descomunal y aún muerto, Augusto Ferrando habita entre nosotros. Piedra angular del patrimonio popular de los peruanos, es lo que llaman un cadáver glorioso al que cada cierto tiempo resucitan sus hijos, sus compañeros de “Trampolín a la fama” o sus eternos enemigos –Martha Hildebrandt y todos los sesudos críticos del espectáculo, pero sólo para enterrarlo de nuevo y confirmar que está bien muerto en los fastos de la más reverente repugnancia–. Este inmortal personaje ciclópeo del asco nativo [1] posee, no obstante, un kilométrico pasado en nuestra sociedad entendida como un espectáculo: la risa, el llanto, la limosna y la sobonería.
Así ese amor-odio a Ferrando sé vitaminiza cada cierto tiempo con el castigo de su pueblo sólo porque el «Negro» quiso ser un Dios de los humildes, pero vulgar, huachafo y chabacano, resultó a fin de cuentas un falso profeta de su pregonada y chauvinista peruanidad y, al contrario, sentó las bases del achichamiento más oleaginoso.
Ferrando había nacido en Lima el 15 de enero de 1921 y desde el 2 de febrero 1999 cuando se murió carcomido por la diabetes y el cáncer, todavía no descansa en paz porque aquellos que lo aclamaron hoy le pasan la factura del desprecio y hasta sus hijos lo excomulgaron del ambicioso cariño de su seno.
Elogio de las camisas
De entrada, Ferrando era mayor incluso que su talla (1.90 cm), de allí que este singular Prometeo de las tablas y la televisión, optara por la extravagancia como atuendo. Sus camisas era su bandera. Su sastre, todo un enigma, aunque aseguran que fue su hijo Juan Carlos el diseñador. Al principio y para hacerle una venía lambiscona a los militares, sus guayaberas eran de color pastel [2]. Luego, se cubanizaría con estampados de palmeras, cocoteros y pájaros extraños. Sabio en gustos populares, el «Zambo» sabía acercarse a la gente. No usaba ternos, aquello era la solemnidad, lo suyo la informalidad. Los colores de su camisa eran los colores del peruano común pregamarrista, andino en la urbe, serrano en la pantalla, zambo chapando fama.
En todo caso, Ferrando se adelantó en los sesenta al color de lo chicha. Chacalón o Los Shapis tuvieron un pretexto para imponer la encendida policromía de su vestuario, después. Era entonces, pacharaco sin copia, ramplón sin parangón. Un ídolo que comía cau cau o fritanguita como todos, un líder de opinión que le hablaba de tú a la clase dirigente. Pues hay que decir que cuanto candidato a alcalde, a parlamentario y hasta a presidente llegaban a “Trampolín a la fama” para promover su programa político. Luego Ferrando diría: «Belaunde es mi amigo», «Alan es mi pata», «Chino (Velasco) no te pases, tú eres mi choche».
No nos ganan.
Las frases piadosas. Cuando Ferrando impuso expresiones como «sale caliente», «te hicieron el avión». «no nos ganan», «no té pares negrito», «San Martincito de Porras no me podías fallar», «siempre contigo», «ya te estás ganando alguito» estaba patentando un lenguaje, un discurso revolvedor articulado al habla del resto. Por eso, antes del programa, obligaba a su escudero Leonidas Carbajal a una disertación florida y «maestra» que no decía nada.
Allí probaba que las palabras eran valiosas sólo cuando eran necesarias. Lo suyo era el entretenimiento, no el ejercicio de pensar. Su gente llegaba el fin de semana cansada por el trabajo inmisericorde, cómo diablos un sábado lo ibas a obligar a la reflexión profunda. No señor, hay que darle ‘entretenimiento’ y alegría para que el lunes, se siga sacando la mugre.
La espontaneidad, las ocurrencias, la chispa, los apodos, todo aquello que llamaban «criollismo», fueron uso de Ferrando desde la época de la radio [3]. Entonces su espacio hípico radial “Para todo el mundo”, reunía entre carrera y carrera a cómicos amateurs que espontáneamente aparecían en los barrios: ellos se encargaban de trasladar la carga semántica de las esquinas, el achoramiento del chiste y la burla inclemente a los oyentes timberos mientras esperaban la gesta de Radio Pallanga o el triunfo al galope de Alfonso Carbonell o Antón Vásquez.
El ocaso de la lágrima.
Lloro, luego cobro. La última vez que vía Ferrando lo aguardé más de cinco horas. Era el invierno de 1996 y había muerto Leonidas Carbajal, «el filósofo de la miseria», “el feo que habla lindo”. En la mañana, la misa de difuntos en La Punta. Ahí llegó Ferrando y lloraba. Luego cuando cargaban el ataúd con rumbo al cementerio del Callao, Ferrando lloraba. Más tarde en el estudio 5 de Panamericana, Ferrando seguía llorando. «Discúlpame hermanón, es que soy muy sentimental y se me ha ido un hermano», decía. Los peruanos informes que lo seguían y lloraban igual que él desde tiempos de Atahualpa, estaban seguros de que su llanto era tan auténtico como sus limosnas.
Las fotos en los periódicos de la época hacían eco y vendían con sus sucesivas tragedias. Murió Mechita, la esposa, el 5 de mayo de 1984 [4]. «Ferrando se convirtió ayer en la personificación de la tristeza al perder a la compañera de su vida que cayó abatida por un paro cardiaco. ¡Fuerza Negro!» escribía un periodista estreñido del diario Ojo. Luego moría Carbajal pero la desgracia mediática sin parangón ocurrió el 19 de octubre de 1989 con el fallecimiento de la mamá, doña Rosa Alejandrina Chirichigno viuda de Ferrando, venerable anciana de 101 años de edad. Las exequias fueron transmitidas en directo y la multitud, su «lindísima gente» le arrebató el ataúd a la familia gritando: «es nuestra madre» «es nuestra madre».
Una vía láctea pueril.
Su estética guayaberil engarzaba con el melodrama de las expresiones populares bajopoblanas. Su rollo reflejaba y se veía reflejado en la cotidianidad. Ojo: Ferrando venía del radioteatro cómico a la manera de «El Zorro» Iglesias o Gila o los cómicos de Loquibambia” [5].
Por eso tenía el aliento de la música popular y la novela rosa. De esta manera aseguraba la relación conductor/público y hacía de suya una recuperación del gusto masivo, de escuchar y contar historias comunes. Su sintaxis era «achorada» en versión género festivo: una convención lingüística que llegaba a un grupo amplio y homogéneo. Esta ligazón se relacionaba con la ilusión de realidad, de que todo ocurre «naturalmente» y que él era tan igual que el que lo estaba viendo.
No era Don Francisco –el conductor chileno– porque este vestía traje y daba la impresión de ser un jefe o gerente. Ferrando al utilizar la iconografía y lenguaje ramplón (su repertorio no excedía las 300 palabras), se igualaba al común de la cofradía. Y un famoso era un famoso. Y no hay famoso que se respeta que no tuviera un mito que lo acompañe y los cubra con ese velo que todos, aplaudidores o abucheadores, quisiéramos romper, o al menos ver cómo otro lo rompe. Muerto el líder, el vulgo así se preguntaba qué dejó cuando murió, las joyas que sospechaban eran abundantes, la herencia como botín del miserable. Y con quién dormía, si era bueno como pregonaba, si hablaba hasta de lo que no sabía, si era culto o inteligente.
Jaula de cuervos.
Los hijos del desorden. Augusto Alberto «Chicho», Rubén, y Juan Carlos, así se llamaban sus hijos. Publico el padre, ellos también fueron públicos. «Chicho» había heredado el genio del progenitor. A los 8 años ya trabajaba en la Peña y anunciaba comerciales en la radio. Luego tocaría las congas en orquestas tropicales de pequeña monta y hasta dirigió el semanario hípico «Para todo el mundo». Melómano el padre, «Chicho» tuvo su programa en radio Victoria “Rarezas con Ferrando” donde presentaba parte de los discos que Ferrando traía de sus numerosos viajes a EE.UU. Entonces, mezclaba papas con camotes, porque él era así, disperso y desparramaba la vista.
Rubén fue el engreído porque nació con múltiples enfermedades, todas guardadas bajo 7 llaves. Quería ser actor y Ferrando lo mando a Los Angeles. Después de tres años volvió con el rabo entre las piernas. Luego se dedicaría a pequeños papeles en los programas «Risas y salsa» y «J.B. El imitador» donde no destacó por déficit de talento. Hace meses y causa de la diabetes le amputaron una pierna y ya no pudo salir del hospital. La noche del lunes 23 de abril murió pidiendo «Papá, llévame contigo» como informó el diario Trome. Juan Carlos, en cambio fue (es) feliz. Alejado del seno familiar, estudio en el extranjero y se graduó en la BBC de Londres en producción de televisión. Un día, fue más noticia que el padre. Se había declaro homosexual y no tuvo problemas en confesarlo públicamente. A Ferrando, la opción del último de sus vástagos le cayó como un misil. Él, el prototipo del macho nacional ¡cómo diablos iba explicar que tenía un hijo marica!
Arriba: «Chicho» y Augusto Ferrando junto con «Melcochita» («Peña Criolla Ferrando», septiembre de 1964)
La risa como parche.
Noches de radio. Ferrando llegó a la radio galopando. Como vivía en el hipódromo, se acercó a los locutores que relataban las carreras. El 23 de diciembre de1934 debutaba como narrador de handicap en radio OAX. Tenía estilo y una memoria prodigiosa para reconocer a los pura sangre. Pero también quería ser actor. En plena «Edad de oro» de la radio ingresa a radio Excelsior a colaborar en los espacios de Pedrín Chispa. Luego recalaría en radio Goyeneche y en radio Central ya como cómico en el programa “El risómetro de risa” donde interpretaba un personaje llamado «Copón». Finalmente sería contratado por radio Victoria donde fundaría la famosa Peña Ferrando.
Desde la caseta del Hipódromo de San Felipe, cuando el vale triple costaba un sol y sacarse la polla era cuestión de valientes; un domingo sin tallarines era aceptable, pero sin Ferrando, era un día tormentoso. Cuando el «Negro» celebró sus Bodas de Oro, con vuelta olímpica a la cancha de Monterrico con doña Rosita, su viejita y en auto descapotado, recibió el cariño de esos que todavía confían en la suerte.
Ferrando, que fue un gran locutor de carreras, era hijo de Santiago Ferrando Rondón, un capataz del stud Alianza del ex-presidente Augusto B. Leguía. A los 15 años ya era preparador y trabajó en Chile como el entrador más joven de caballos de carrera. Por eso juraba que desde que trabajó en la vieja cancha de Santa Beatriz [hoy Campo de Marte], nada lo entusiasmaba tanto como una llegada cabeza a cabeza.
Se jugó la camisa.
La política desalmada. «Si no gana Vargas Llosa me voy con mi música a otra parte», dijo un sábado de junio de 1990 en Trampolín. Nadie le creyó. Ferrando que hablaba con su gente de todos los temas nacionales, había pisado una mina. Los políticos lo habían usado infinidad de veces, ahora el «Zambo» quería usar al candidato más fuerte y seguro de la historia: Mario Vargas Llosa. ¿Sabía Ferrando de neoliberalismo, de economía de mercado? No, su olfato chusco esta vez le falló. Pero igual habían apostado por el escritor candidato los periodistas César Hildebradt y Jaime Bayly, pero ellos sí eran (son) avezados en las lides políticas.
Fue Bayly –quien dos o tres noches antes, cuando se declaró a favor de su candidato, lo había adulado grotescamente ante cámaras– quién le exigió, al día siguiente de la derrota del Fredemo, que cumpliera sus promesas: «Aquí en mi programa lo dijo abiertamente que se iba si perdía Mario. Entonces debe tomar el primer avión que tenga a mano y refugiarse en el paraíso de Miami, tomar sol y ganar en dólares. Hay que tener palabra de hombre. De lo contrario estamos perdidos. Gran parte del pueblo ha tomado su decisión. Eso esperamos todos quienes nos comprometimos en una tarea política. El criollismo hay que dejarlo de lado. ¿Estamos?». 16 de junio de 1990. Ferrando quedó abatido. Había sido el gran sacrificado. Ese año había comenzado el último tramo de su carrera y no precisamente cuesta arriba, como en otras épocas.
Aquel satélite miserable
Ferrando fue un caso único en este país de ingratitudes y hasta fue actor de cine [6]. Porque hablaba del pueblo como quien pide una limosna. Y puebleaba a todo el mundo porque su tesis de que no hay peruano de que no haya visto “Trampolín a la fama”, era antítesis de una tradición de gustos por lo banal, por aquel contento de millares de personas que encontraban en este personaje al gurú de sus penas y frustraciones. Por eso Trampolín a la Fama alcanzaba una audiencia insospechable cuando la burla le hacía juego a la misma la muerte.
La pantalla familiar aceptaba a Ferrando en el nivel más ínfimo de la educación. Así, los dueños de Panamericana Televisión presionaban para que su lenguaje y sus sketches tuvieran el rango del vocabulario básico, pueril, esterilizando y que sea ‘accesible’ a todos. Era un programa sólo para mayorías y las mayorías se atrofian con los conceptos y las palabras complejas o que obliguen al diccionario, ese lugar sagrado y al mismo tiempo hostil. Por eso, Ferrando hacía uso de esa máxima de Pocho Rospigliosi, hay que dar siempre «lo que le gusta a la gente».
«Yo lo descubrí».
La Peña Ferrando: Era revista cómico musical más que otra cosa y peregrinó desde 1967 hasta 1982 por diversas salas con su espectáculo de humor político.Augusto inventó la peña cuando, entre carrera y carrera, la gente se quedaba dormida. En los albores de la radio, la Peña fue también una institución. ¿Quién no fue descubierto por Ferrando? Yo solamente recuerdo a Lucha Reyes, mujer de voz impresionante que falleció de aquella enfermedad a los pulmones que es patrimonio hereditario de los que desde chicos comían sólo cuando la jornada dejaba para eso.
Y ahí está la imagen del César «El loco» Ureta, que murió poco después de una actuación en la Peña, complicado por una peritonitis. Y Felipe Sanguinetti y Luis Pizarro Cerrón y Ángel Crespo «Pelito» y Nicomedes Santa Cruz y «Gutapercha», todos ahora habitantes de otro mundo, aunque sus voces hayan labrado el sonido de nuestras vidas. Pero la Peña manejaba iconografía propia. Una camioneta cerrada recorría la ciudad, era la móvil de la Peña que manejaba el sobrino Santiago Ferrando. Todavía está el recuerdo de los logos comerciales que lucía el vehículo: Aji no moto, Colgate, Bata Rímac, Sapolio. Era más que un mundo, un país andando, ahí viajaba nuestra ilusión.
Augusto Ferrando y César «Loco» Ureta (1968)
«Un comercial y regreso».
Trampolín a la fama. Curioso, aquello que sucedía con el programa que estuvo en el aire por el primer canal masivo del medio. A lo largo de 30 años mantuvo el discreto encanto de ser un espacio de culto masivo y predominantemente popular. Era desparpajado pero gozaba de la bondad de la Santa Iglesia Católica. El Cardenal Landázuri llegaba de vez en cuando para dar su bendición. Así debía protegerse la moral tradicional. Eso significaba: fuera condón, abajo la pornografía, largo los vellos genitales. Podía existir la insinuación, jamás el pecado, aquello era el infierno automático. Ferrando escuchaba, y le sacaba la vuelta.
Y las danzarinas al peor estilo del Follies Berger, ataviadas de plumas y lentejuelas, abrían las puertas del programa y de la felicidad, de los concursos de intérpretes, de los juegos y los regalos [7]. La escenografía la componían los mismos íconos del baratillo. Y aparecían los inefables personajes del medio pelo y se iniciaban los discursos socráticos y los saludos al presidente, al prefecto, al general de la PIP, y hablaba Violeta, una mujer entrada en años. Y Carbajal entrado en copas y Tribilin trataba de justificar el mísero sueldo y la Sra. Inga retaba a Shakespeare y todo el mundo reía a pierna suelta y «calzón quitao», aunque Otto de Rojas desafinaba como un loco, y ahora venían los comerciales y a uno le daban ganas de romper el televisor.
Los frutos de la ira.
Herederos están vivos. Ferrando ya retirado de los sets de televisión se espantaba con aquel esperpento que era su propia herencia: [8] «Yo era el símbolo de lo popular, jamás utilicé la vulgaridad ni la grosería», decía el «Zambo». Aquel que empezó descubriendo a Gilberto Cossío Bravo, a «Pelito» y a Lucha Reyes. Que luego le brindó la oportunidad de debutar frente a las cámaras a José Escajadillo, a Miguel y Cecilia Barraza, a Percy Arana, a Betico, a Jorge Baglieto, a Nancy Cavagnari, a Carlos Álvarez y a Jorge Benavides entre tantos otros, no pudo descubrir qué sorpresas iban a ocurrir en la televisión. Porque una vez muerto, no quedó en el olvido. Su bandera la pasean otros conductores. Así, sus herederos directos bortaron como la pus fujimoristas en los estertores de la década podriada, y ahí están, hondos y lirondos sus hijos putativos: Raúl Romero y Jaime Bayly. Sus vástagos indirectos: Laura Bozzo, Magaly Medina, Janet Barboza y otros seres esperpénticos que no mencionaré.
Ferrando aseguraba que después de él, nadie. Se equivocó. Con su muerte, la animación perdió el patronazgo de la impronta callejera, la chispa y la ironía del barrio. Su contribución al showbizz fue tan ambivalente que aún en vida, Ferrando recibió un «homenaje-emboscada» en el espacio «Fuego Cruzado” donde Martha Hildebrandt y Magaly Medina –su más diabólica testamentaria– lo hicieron puré y el «Zambo» fue demolido hasta el llanto a vista y paciencia de sus candelejones conductores, la Balbi y el Guzmán. Justicia poética, los Ferrando redivivos, aquellos que después se disputarían el vacío que él dejó en la candileja popular, eran sus verdugos. Así pues, al animador de las multitudes, la alegría del pueblo, le habían dado de su propia medicina.
Coda con cola.
El final aberrante. Ferrando murió hace más de tres años y muchos están empecinados en no olvidar su existencia. «Era un hombre bueno. Era un hombre justo. Un ser superior. Un ser tocado por la divinidad. Ferrando fue un santo», dice la masa informe, el vulgo, el populacho, como se le llama a veces no tan académicamente. De ahí que, casi todas las noches, no falta un animador o personaje con espacio propio en la telebasura que levanta su sepulcro para reclamar su resurrección y asombrar al respetable. Romero y Bayly –ambos en «su Panamericana Televisión»– y en menor escala Lucho García, han abierto su tumba y, sustrayendo su más cara esencia, la han expandido con hedor y sin pudor. Son sus herederos genéticos, no cabe duda. De esta manera, sin llegar a la talla de Ferrando, la continuidad está asegurada y en su nombre, cuanta barbaridad nos espera. Ya lo dijo una noche la señora Beatriz Merino: «Con la muerte de Augusto Ferrando acaba el siglo XX en el Perú». Cierto, todavía no había muerto Rubén, su segundo hijo, suficiente pretexto para anunciar que el nuevo milenio estrenaba el sello tráfico del «clan» Ferrando aunque el mundo siga andando.
Notas:
[1] Atípico peruano, pesaba 140 kilos. Goloso colosal, pasaba más horas de las naturales, en baños turcos, saunas y era afecto a dietas y cuanto régimen canalla para adelgazar. Se cuenta que se comía dos tortas como postre y tres gaseosas del tamaño familiar sólo en el almuerzo.
[2] Guayabera: dícese de la camisa tropical puesta de moda por las huestes de Fidel Castro al inicio del socialismo cubano. Velasco en el Perú, obligó a los trabajadores del sector público a usarlas obligatoriamente durante el verano. Era el look de los afro-latino-caribeños-comunistas. Ferrando, a decir del diseñador José Miguel Valdivia, usaba camisas estampadas, de una seda brillante, como las blusas de damas. Beto Ortiz es distinto a sabiendas. Su vestuario es deliberadamente kitsch, casi camp.
[3] En radio Central, Ferrando se consolidó contando chistes. Luego ingresaría al colectivo Loquibambia. Allí contactará con Joaquín Roca Rey. Fernando Farrés, Benjamín Ureta, Chicho Gordillo, Rosa Wunder y Felipe Sanguinetti. En Alonso Alegría:
O.A.X. Crónica de la radio en el Perú (1925-1990), RPP Editores, Lima. 1993, se cuenta la vez que el Director de Gobierno en tiempo de Odría, Alejandro Esparza Zañartu, mandó a la cárcel a Ferrando al confundirlo como espía chileno.
[4] Una afilada investigación del diario Trome dio pista para abordar las tragedias familiares de Ferrando. Mechita, era la esposa pero también la prima hermana del «Zambo». Grabe de un mal cardiaco, no quiso creer lo que la gente decía y que queda por confirmar. Que Ferrando tenía relaciones con una de sus hermanas, la cuñada Julia. Que cuando murió Mechita, la cuñada cargó a Guatemala con todos los ahorros y el menaje de la casa de Augusto Ferrando. Los hijos sabían de estos eventos y jamás perdonaron a su padre.
[5] La «chispa» Ferrando había contagiado a la mayoría de los personajes de «Loquibambia». En 1970, cuando el programa se traslada al Canal 7 y cambia de nombre por «Loquilandia», la televisión descubre un estilo desenfadado de hacer humor a la criolla. En Canal 5, El Tornillo era lo que se llama un programa de humor blanco con cómicos de larga trayectoria. «Loquilandia», dirigido por Felipe Sanguinetti, erotizó los gags y las piernas de Teddy Guzmán fueron el gancho.
[6] Ferrando apareció como personaje justiciero a quien le doblan la voz en la película de infame recordación «Bromas S.A.». Filme peruano-mexicano rodado en Lima en 1967 y que contó con la participación de los actores Antonio Badú, Mauricio Garcés, Daniel Riolovos y las peruanas Patricia Aspillaga, Regina Alcóver y aquellos engendros llamados Cachirulo y Copetón.
[7] Domingo Tamariz escribió en Caretas: «su programa se convirtió en un incesante ir y venir de gente humilde, a la que en su drama arranca una sonrisa y regala a manos llenas enseres domésticos y productos alimenticios. Hombre emotivo, sensible, más de una vez se le humedecían los ojos ante una situación dolorosa. Pero también temperamental y, más de las veces, discutido».
Ferrando y Genaro Delgado Parker, el 28 de octubre de 1998, cuando la Universidad de Lima celebró los 40 años de la televisión.
[8] En recordada entrevista de Mario Campos. Somos 28/03/1998. Dijo Ferrando: «a televisión de ahora me da asco. No creas que soy cucufato, pero la televisión actual me produce asco, una vergüenza, y todas esas barbaridades en nombre del bendito rating. […] La televisión ha tomado la línea del exceso, y no me van a decir que soy un cucufato, por favor, pero lo que se ve ahora parece mentira es una pesadilla. Para decir «carajo» me demoré uno, dos, tres años, ¡pero ahora! Sabes, yo no era vulgar.
Eloy Jáuregui es escritor, lingüista y periodista, escribe en su blog «Cangrejo Negro».
Este es el articulo mas interesante que estuve leyendo, jorge y arkivperu. Mis familiares veian trampolin a la fama pero se cansaron anios atras porque el programa era denigrante hacia los participantes que vivian en asentamientos o en lugares mas pobres. Que sera del resto de la familia de ferrando (excepto los hijos fallecidos)?
en mi casa todo los sabados mi papa y mi mama veian trampolin a la fama .
Algo que se le ha escapado a Eloy Jauregui, considero que desde hace mucho tiempo Gisela Valcarcel es la principal heredera de Augusto Ferrando. El parecido es alucinante: Produce programas donde ella es la principal protagonista, el Dr. de la televisión es una vía escape para que la población en vez de exigir un servicio médico o seguro que le corresponda encuentre una falsa solución a sus problemas de salud e irresponsablemente no acuda a un médico. Patético el programa actual donde niños de muy corta edad repiten canciones de sufridas relaciones sentimentales que muy probable causaron traumas a sus abuelos, música del recuerdo allá en los 70s y 80s, parece cimentar esa cultura melancólica como las canciones de Dina Paucar aunque esta última tenga otro origen.
Hay que aclarar que la compañía de Gisela Valcarcel compra formatos de programas extranjeros y luego los aplica en el Perú.
Si bien estoy de acuerdo en que Varcarcel es lo más parecido a Ferrando en la actualidad, su productora compra formatos extranjeros para distribución local, véase Yo Soy (origen Chileno), El Gran Show (origen Mexicano) o el que usted menciona, Dr. TV (origen Americano).
El error está no solo en la adaptación (véase como ejemplo https://elcomercio.pe/espectaculos/1509728/noticia-productora-gisela-parece-amateur-no-profesional-segun-endemol-chile), sino también en el ánimo figurativo y hambre de protagonismo de Gisela Varcarcel en todo proyecto en el que esté involucrada.
Su estilo de conducir televisión siempre ha sido ese, egocéntrico, brutalmente irracional, exagerado, y aquí la tenemos, casi 30 años después como «la más grande empresaria de la televisión peruana» con una cartera de producciones pobremente realizadas. Nuevamente se repite el caso de “hay que darle a la gente lo que le gusta”, lamentablemente nunca ha sido calidad.
En todo caso, a lo que usted dice, la adaptación que más guarda fidelidad al original es Dr. TV (Comparar a Dr.OZ en FoxLife, formato de HARPO Inc. de Oprah Winfrey, otra empresaria multimedia para caso de estudio), cuyo uso es meramente INFORMATIVO.
Sería tonto pensar que la TV tiene poderes curativos, y quien piensa eso es probablemente quien cree que la cajita también puede fungir de profesor y educar a sus hijos, mientras ellos solo están interesados en quien se hizo a quien en Esto Es Guerra. Es triste que esto sea parte de la idiosincrasia popular. El problema principal de la TV peruana, no solo es el contenido, es la cultura de la gente que la consume, el conformismo, el populismo, el no aspirar algo mejor.
Lo peor es que las opciones existen, cosa que no era el caso hace 50 años, pero es como si al consumidor promedio le gustara regodearse en su comfort zone.
Otro aspecto en lo que coinciden Ferrando y Valcarcel es la doble moral, del primero su negada orientación sexual en público pero conocida por sus círculos íntimos, de la segunda sus sacrificios con empresarios y broadcasters además de horas extras… Increible que hayan tenido y tengan tanto espacio en la Tv. nacional.
Otro spot con Ferrando, esta vez de repuestos Ludmir:
https://www.youtube.com/watch?v=0Xdbos9bNCE
La crónica de Eloy Jáuregui que ha transcrito Jorge refleja un punto de vista muy particular del autor, con el que se puede coincidir o discrepar. Encuentro, sin embargo, algunas fallas en cuanto a datos y hechos, que me permito subrayar a continuación. No serían importantes si el autor del texto no recurriera a ellas para analizar a su personaje:
i) «No usaba ternos, aquello era la solemnidad, lo suyo la informalidad». Ese dato es incorrecto. Ferrando usó durante varios años de su programa terno, con camisa blanca y, algunas veces, un pañuelo blanco en el bolsillo superior del saco. La época de sus camisas de telas brillosas corresponde a bien entrados los años 70, la única que parece el autor de la nota recordar.
ii) «…ellos se encargaban de trasladar la carga semántica de las esquinas, el achoramiento del chiste y la burla inclemente a los oyentes timberos mientras esperaban la gesta de Radio Pallanga…».- El caballo citado llevaba por nombre «Río Pallanga», no «Radio Pallanga». El maestro José Antonio Santos Chichizola decía que, antes, la replana sólo la usaba el hampa. Ferrando se encargaría de trasladarla al humor, al comienzo jugando con palabras de sonidos parecidos a situaciones o cosas, pero no necesariamente por achoramiento o burla:
– «He venido con Patiño y con Andrade, porque Carreño se ha encontrado con la señora Chocano».
Traducción: He venido a «pata» y andando, porque el carro se ha chocado. No es que haya burla a algunos señores «Patiño» y «Andrade», «Carreño» o «Chocano» los que, seguramente, ni siquiera Ferrando habría conocido o existirían en su entorno.
iii) Cita (5).- [5] «La «chispa» Ferrando había contagiado a la mayoría de los personajes de «Loquibambia». En 1970, cuando el programa se traslada al Canal 7 y cambia de nombre por «Loquilandia», la televisión descubre un estilo desenfadado de hacer humor a la criolla. En Canal 5, El Tornillo era lo que se llama un programa de humor blanco con cómicos de larga trayectoria. «Loquilandia», dirigido por Felipe Sanguinetti, erotizó los gags y las piernas de Teddy Guzmán fueron el gancho».- El programa «Loquibambia» se traslada, bajo el nombre de «Teleloquilandia», de la radio al «Canal Cuatro» en 1969, no en 1970 ni al Canal Siete como el señor Jauregui consigna en su nota. «Estrafalario» corresponde a mediados de los años 70, como ya se ha recordado en este blog: https://arkivperu.com/teleloquilandia-canal-4-1969/ y https://arkivperu.com/programa-comico-estrafalario-canal-7-1978/
iv) «…Y las danzarinas al peor estilo del Follies Berger, ataviadas de plumas y lentejuelas, abrían las puertas del programa y de la felicidad, de los concursos de intérpretes, de los juegos y los regalos. La escenografía la componían los mismos íconos del baratillo».- Las bailarinas corresponden a los años 80, cuando Mario Cavagnaro, usando la cortina musical del programa, le pone una letra. Por años el programa tenía la ya mencionada cortina instrumental, alguna vez fue parte de las secuencias del programa sabatino ómnibus «Perú» (y no un espacio independiente), y la escenografía estuvo constituida por paneles de tecnopor con bolas grandes… en resumen, no siempre hubo bailarinas ni publicidad de neón, y Violeta y la Gringa Inga aparecen recién finalizando los 70’s. No se dice nada de Camucha Negrete, quien fue modelo del espacio.
Gregorio Huaroto Offenhauser
GH
Totalmente de acuerdo sr. Huaroto, usted si que vio y sabe apreciar la genialidad de un innovador peruano.
Me parece que el comentario del amigo Gregorio va por el lado de la precisión histórica que se debe tener al momento de analizar a un personaje y no relajarla al servicio del discurso que se quiere dar. No me parece que esté dando un reconocimiento o desaprobación a la figura del discutido animador.
Me queda la duda acerca de la fecha en que se redactó este artículo, me parece que debe ser de hace varios años y que ha sido parchado con algunas acotaciones recientes para darle visos de actualidad : » Ferrando murió hace más de tres años y muchos están empecinados en no olvidar su existencia» podría tratarse de una errata (tres en lugar de trece), pero las referencias a sus «herederos» Jaime Bayly y Raúl Romero que son personajes que ya no tienen vigencia en la tv peruana actualmente me hace pensar que el artículo se escribió algunos años después de la muerte de Augusto Ferrando.
Saludos.
PP
Así es, Jáuregui ha escrito sobre Ferrando en diferentes oportunidades, este artículo es una especie de recopilación de estos textos, y está dedicado al periodista de espectáculos Alfredo Kato, el cual creía fallecido.
Algunas acotaciones adicionales :
– La frase «ya te estás ganando alguito» no es creación de Ferrando, sino del comercial del Banco Agrario y que luego fue utlizada en un spot de Radio Mar, como ya se ha comentado en otra entrada : https://arkivperu.com/hermanito-te-estas-ganando-alguito-1983/
– Yo también recordaba de un caballo llamado «Río Pallanga», desconozco si existió otro con el nombre que cita el señor Jáuregui.
– En la nota se menciona varias veces el término «zambo» como apelativo del animador, pero yo toda la vida he escuchado que siempre le decían «negro» a Augusto Ferrando.
PP
Una expresión de Ferrando que no fué reseñada en el artículo es: «Yo nunca te he engañado, primito»…
Interesante el artículo pero para ser escritor, lingüista y periodista, debería revisar mejor el estilo y la redacción (y hasta la ortografía) antes de publicar. Sobre lo dicho por Ferrando, creo que se debe tomar como un punto de vista nada más; cada quien tiene sus cosas y cada quien hace la historia común según lo que le toca. A fin de cuentas, lo arrabalero existe como recurso hasta en la literatura y este artículo es un buen ejemplo. Saludos.
De acuerdo con la apreciación del amigo Upgrading. Esa es la impresión que me deja el texto comentado. Mención aparte son los hallazgos gráficos de Jorge, quien nuevamente vuelve a alzarse como el referente de la cultura popular peruana del recuerdo…
GH
Nota (3) Lo que dice el libro es que Esparza lo metió preso por presentar en su programa al dueño y preparador del caballo chileno «Tolpán», luego de ganar una carrera. Entonces lo acusó de pro-chileno. En realidad, muchas de las cosas que hizo Esparza denotan la personalidad enfermiza de un sujeto de lo más despreciable. En otra ocasión citó a dos broadcasters nacionales para decirles que no podían transmitir en cadena con una radio argentina: cuando los broadcasters llegaron al despacho, Esparza los estaba esperando con un revólver sobre la mesa. Por supuesto, la transmisión no se pudo hacer.
Hola,
No recuerdo donde, si en la tele, periódico o internet, un crítico de Ferrando dijo que «No encontrarán a alguien que haya trabajado con Augusto Ferrando (sea en la radio, peña o televisión) y hable bien de él o tenga un buen recuerdo de esa experiencia».
En la miniserie de Lucha Reyes, se le mostraba como explotador y abusivo, e irrespetuoso de su gente, cosa que (según «el Esclavo» Eduardo Adrianzen) se acercaba mucho a la realidad.
Lo que sí me dio pena fue que Felipe Pomiano «Tribilín» (de quién se decía que era analfabeto, pero se cuidó mucho de educar a sus hijos, y según un reportaje de «Gente» se recurseaba vendiendo pescado en el Mercado Central) terminó sus días lavando y barriendo micros (no recuerdo la línea) para después tener una terrible agonía tras un derrame cerebral que lo dejó incapacitado y dependiente del cuidado de su familia, hasta morir.
Saludos
K.·.
Yo ví al Sr. Pomiano «Tribilín» vendiendo sazonadores en forma ambulatoria en la paradita que quedaba en Recavarren al costado del Mercado de Surquillo (No el de la Vía Expresa sino el de la calle Dante). Estoy hablando de fines de los ochenta o comienzos de los noventa…Si me sorprendió pero un trabajo así no tiene por que ser algo deshonroso…
hubiera sido interesante que se especifique la fecha de la colaboracion, ya que se trata de relacionarla con los programas «combate» y «esto es guerra», que no tienen nada que ver y la verdad dejan mucho que desear (parece ser que para ellos, el mejor es el mas mediocre). no creo que Ferrando haya influido en la creacion de estos programas (mas bien si, el programa «calle 7» de chile y la tendencia mundial a esta clase de programas, quiza iniciado con el programa el gran hermano y demas realities). con respecto a lo que el era y en lo que hacia, se pueden decir muchas cosas a favor y en contra (para muchos era un dios y para otros pocos un demonio), tanto que cabe para un libro visto desde muchos aspectos (sociologico, historico, antropologico, politico, mercadotecnico,televisivo,etc), tal vez asi como existe un libro llamado «como leer al pato donald», este habria que llamarlo «como ver a Ferrando» , me parece que E. Jauregui se caracteriza por ser un periodista muy desigual, que se tropieza con las ideas y poco devoto con los datos. es muy frecuente en nosotros los peruanos ser muy despectivos con lo popular (justo hace poco lei un articulo de MVLL llamado Un champancito hermanito? que es una entrada de este blog y pueden leerlo,, donde se denosta tambien de lo popular, de la esencia de los peruanos), no podemos superar ese complejo, donde ser cholo mas que ser un termino que defina lo que racialmente somos, sea mas bien un insulto, pienso que Ferrando es lo que fue con sus defectos y virtudes (por algo su programa estuvo en el aire mas de 22 años) cada quien disfrutaba de lo que gustaba del programa y criticaba lo que no, pero siempre desde una perspectiva particular.
creo que lo estetico y lo grotesco son cosas muy subjetivas, un cuadro de Picasso o Dali pueden parecer para algunos poco esteticos y grotescos, ademas como dice el dicho «huachafo», en gustos y colores no opinan los autores. ademas lo grotesco no es sinonimo de malo o feo. un comercial y regreso….
Como lo comenta Gregorio, la crónica de Jáuregui refleja el punto de vista particular del autor. El periodismo de opinión está para eso, para exponer a través de un estilo propio, el cual algunos pueden apreciar y otros no.
No creo que se pueda escribir un artículo que retrate a Augusto Ferrando que no contenga porciones de populachería, vulgaridad o chabacanería, puesto que todo lo que giraba alrededor del mundo de Ferrando y de la popularidad de su «Trampolín a la Fama» consistía justamente en eso. Ese fue su sello o innovación dentro de la televisión, si alguien lo quiere calificar así.
Escribir sobre temas considerados «huachafos» es frecuentemente mal interpretado como crítica o burla. Como lo mencionó un forista en el caso del artículo de Mario Vargas Llosa: «Un champancito, hermanito?», el autor no pretende convertirse en árbitro de lo que es huachafo o no, sino es una sabrosa crítica (y autocrítica) de nuestra sociedad. A veces hay que saber reírnos de nosotros mismos y no digo «tener correa», porque hay gente que traduce equivocadamente «tener correa» en aceptar términos hasta racistas.
En cuanto a las correcciones de datos, estas siempre son puntuales y bienvenidas. No concuerdo en la corrección sobre las bailarinas puesto que el artículo no afirma que siempre hayan existido, simplemente las describe como un detalle del programa. Lo que sí quisiera tomarme la libertad de corregir es el dato de que La Peña Ferrando recorrió las salas a partir de 1967, puesto que yo he encontrado avisos de 1964 donde la Peña ya hacía su aparición. También quiero recalcar el detalle que el nombre original de «Trampolín» era «El Trampolín de la Fama», como puede apreciarse en el aviso de Panamericana del año 1967.
Por último, en la página original de ARKIV se publicó un artículo sobre Ferrando escrito por Abelardo Sánchez León, el cual me permito nuevamente en publicar:
La mitad más uno de los peruanos, como si fueran de la «U» o Alianza, vio todos los sábados por la tarde, durante treinta años, a Augusto Ferrando. La mitad menos uno restante tenía una vaga idea de quién era este personaje de la televisión que basó su éxito en un híbrido, que no era necesariamente cómico, ni contador de chistes, ni cantante ni bailarín. Ni siquiera era como el gordo Cassaretto o Miguelito Barraza, que para hacer reír se vuelven afeminados o maleros de barrio a través de morisquetas.
Augusto Ferrando tenía una cara criolla de Fernandel; en un momento fue gordo, después flaco, usaba una descolorida camiseta con motivos hawaianos, en el fondo tenía un aire gastado, triste, que convertía esos sábados en decadentes, popularmente contradictorios, porque lo popular tiene su vitalidad, sus hembritas con sayonara, bien lavadas con jabón y champú, todito el pelo mojado, la risa fácil, su vestido suelto sostenido con las justas con unas pititas en los hombros. Rara vez se vio ese tipo de mujer natural, risueña y del pueblo en los programas de Ferrando. Por lo general había una miserable orquesta acompañando la voz temblorosa de un muchacho que no se tenía nadita de confianza y esperaba que se desencadenara fiero el cargamontón de burlas. Ferrando basó su éxito en la capacidad peruana de burlarse unos de otros, de buscar el punto, en la variante de la sorna y la puya.
Cuando tropezaba con los programas de Ferrando (no había cable ni zapping, había sólo cinco canales), siempre tuve la sensación de vivir una terrible resaca. La tarde de los sábados transcurría lentísima, la voz de Ferrando sonaba como un martillo en la sien con su clásico «un comercial y regreeeso», acompañado de la Gringa Inga, Carbajal y Tribilín. Ese trío era de polendas. Una gringa en el paraiso prohibido de Milton o en las Indias de Arguedas, con su dejo chiclet y dispuesta a que trafeen los vivazos criollos; o un Tribilín que asumía resignado su papel de pobre Cuto, porque sólo piensa hasta las doce. Puyas van y puyas vienen, como para ver si se te pasa la resaca y despiertas y te ríes un rato o lloras a borbotones con las miserias de la vida, en ese show tan pobre como la patria, porque nunca ví un set más raleado que el de Ferrando. No hablo de pobreza de valores, del espíritu, hablo de pobreza material: una mancha aplaudiendo la voz temblorosa de unos muchachos que se enfrentaban a la voz cachacienta de Ferrando. Por supuesto que el público estaba allí porque esperaba ansioso su regalo, y al más puro estilo populista de los panetones del general Artola, exclusivamente recordado por su capacidad de subir a un helicóptero del ejército y arrojarle panetones al pueblo, Ferrando se la pasaba regala que te regala. Qué se puede decir… Lo que le gusta a la gente… Lo que la gente necesita. Los goles de Cubillas, los regalos de Ferrando, porque no nos ganan, lo digo con lágrimas en los ojos… En esas tardes desoladas todavía no se acostumbraba regalar computadoras.
Pertenezco al 49 por ciento de los peruanos que tiene una vaga idea de Ferrando, o sea, manyas, loco, lo trampolín a la fama, en el Perú suena a bamba. Dicen que con esa orquestita sacó a varias estrellas, no me consta y el tiempo ha transcurrido, pero, sin duda, el talento de Ferrando consistió en durar 30 años (no hay mal que dure ni cuerpo que lo resista) con un programa de por lo menos tres horas de duración.
No sé, alguien, un psicólogo, un filósofo, un lingüista, esos seres raros en el Perú, debería analizar las consecuencias mentales de tantos años viendo el programa Trampolín a la Fama. De repente nos hizo un gran bien, de repente nos colocó en nuestro sitio, quizá fue capaz de hacernos pasar los sábados entretenidos, un país entero, no lo debemos olvidar, el Perú entero estuvo en manos de Ferrando.
Un malvado me dijo hace poco que «Ferrando sacó a la luz de la televisión el Sudán que todos llevamos dentro», esa porción de miseria, de pobreza material, de limitación, de vergonzosa escasez, de sequía puneña, de pueblo joven achicharrado sin ducha en la Tablada de Lurín. Su talento, sin duda, fue hacer de todo ello un gran entretenimiento, el bacilón nuestro de todos los sábados, el merecumbé de la vida. Claro, Ferrando nunca dejó de lado su actitud paternal hacia el esfuerzo de los pobres, siempre fue más alto que ellos, con su abrazadita final, con su sonrisa a la teleaudiencia, con su camisa ya fuera de la cintura, a mitad de camino entre la Peña y Miami, donde dijo que radicaría si Vargas Llosa no salía electo presidente. Hay programas que duran 30 años. Algunos cuerpos los resisten, otros se cansan, bostezan, duermen. Saque su cuenta y cierre el capítulo. La vida es así, continúa. O cambie de canal.
– Abelardo Sánchez León
(Publicado en la revista Somos).
Los distintos errados datos consignados en la crónica de Eloy Jáuregui e identificados por los arkivistas, no deberían dejar escapar el fondo del asunto: que muchas de estas inexactitudes son las que pueden llevar al autor a conclusiones tan fáciles como imprecisas. Atribuir el uso de camisas brillosas (que no siempre usó), achoramiento del chiste y burla inclemente (que no siempre le caracterizaron sólo por incorporar la replana a la comicidad), o usar bailarinas y decoración del baratillo (que no siempre fueron parte de su trabajo o su mejor característica) no pueden significar que Ferrando haya sido la caracterización completa de lo que se llama «la estética de lo grotesco». Hablando del periodista Jáuregui, a mi personalmente nunca me gustó ni su estilo ni el fondo de los mensajes contenidos en muchos de sus textos, que bien podrían tener algo de achoramiento o burla inclemente… salvo mejor opinión.
GH
Hay dos fotos que recién me doy cuenta no habían salido publicadas en esta entrada, esto debido a que tenían el nombre «peña» y la «ñ» no siempre es leída por Internet. Ya están publicadas en el artículo:
Yo nací a comienzos de los 70s viví toda mi niñez y adolescencia con la tan bien nombrada resaca a la que se puede denominar el programa Trampolín a la fama. Una resaca con todas las de la ley, con dolores de cabeza y hasta náuseas incluidas. La gente dirá, si no te gustaba por qué no cambiabas de canal, pues no podías, uno porque siendo chico no tenías el derecho de imponer condiciones y dos, que en la tele casi monopolizada de la época, no había mucho más que ver porque sólo existían tres canales y las otras opciones eran quizás hasta peores. Por eso que los halagos hacia la popularidad y vigencia de Trampolín me suelen hacer gracia cada vez que se mencionan.
Casi nunca he estado de acuerdo con la señora Martha Hildebrandt, pero la vez que –por fin– un panel de críticos pudo exponer lo que muchos peruanos pensábamos, que Trampolín a la fama era el exponente más claro de la huachaferia y el mal gusto en la televisión peruana, sentí satisfacción de que por fin alguien lo dijera en directo, cara a cara y en voz alta. Ferrando –como siempre que lo criticaban– trato de hacerse la víctima pero esa sensibilidad que nunca brotaba en él cuando trataba de «mono» a Tribilin o «hija de King Kong» a Lucha Reyes, tampoco se contagió a mi persona.
Si eres un personaje público tienes que poder ser juzgado y criticado. Si eres un personaje público con programa propio durante más de 30 años y utilizas para ganar rating, el racismo, la burla, la chacota, la bravuconería, la arrogancia, la humillación y el desprecio hacia tus compañeros de trabajo, concursantes y público en general, no puedes ser sensible cuando te critican. Sólo te queda tender la mano, sonreír y recibir a buenas ganas tu detergente Sapolio o tu cocina Surge.
La estetica o el gusto no se pueden imponer o normar…hay que tener cuidado en usarlo como recurso para marcar una diferencia entre «ellos»y «nosotros»…cuidado…
Leyendo los comentarios anteriores y los artículos de los colaboradores, llego a la conclusión de que Augusto Ferrando es un personaje que debe ser juzgado separadamente en sus distintas facetas : como narrador hípico : dicen que era notable y muy respetado; como empresario cómico-musical : antes de la existencia de Trampolín a La Fama ya existía la Peña Ferrando como espectáculo itinerante por los distintos cines de barrio, y en sus casi 20 años de existencia dio cabida a numerosos talentos de la comicidad y de la música popular (viendo el programa publicado se ve un show interesante y variado, donde imagino que los nombres entre comillas corresponden a imitaciones, pero otros que no las tienen como Tulio Loza o Néstor Quintero supongo que se refieren a los verdaderos cómicos, aunque Daniel Santos, Los Beatles o Chabuca Granda también figuran sin comillas), supongo que era un negocio que se acopló perfectamente con la idea de Trampolín a la Fama, es decir los «talentos» eran descubiertos en Trampolín y luego como parte del premio eran contratados para presentarse en la Peña. De ahí viene una de las frases más pegajosas de Ferrando : «Va pa’ la Peña», muy popular en los 70s y empleada cuando alguien celebraba algún tipo de ocurrencia. Supongo que Ferrando «descubrió» a la gran mayoría de cómicos y músicos populares, por ser su programa prácticamente la única ventana para hacerse conocidos, por lo que muchos nuevos talentos concursaban en su programa para «hacerse descubrir». Y finalmente, como conductor de Trampolín a la Fama, quizás su faceta más discutida, precisamente por ejercerla durante tanto tiempo en el medio más influyente como es la televisión; si bien inicialmente la idea del programa era la de descubrir nuevos talentos (y de paso servir de cantera de nuevas figuras a la Peña), poco a poco fue cambiando el eje del programa para captar un mayor rating, al ejercicio de la burla hasta el límite de lo permitido, y a la explotación de la necesidad de la gente, a tal punto que incluso personas de clase media que gustaban del programa iban al set de Trampolín a la Fama a ver si les «regalaban alguito» cuando empezó a imitar a Kiko Ledgard pidiendo objetos insólitos a los asistentes al programa en la secuencia que bautizó como «haga negocio con Cuco». Es decir exacerbó dos de las principales taras de los peruanos de esa época y que perduran hasta ahora : el burlarse del «otro» y el esperar recibir algo sin un mayor esfuerzo. Creo que esto constituye el peor defecto del programa y no su estética huachafa o el hecho de ser considerado un programa para el gusto de las clases populares (recordar que tuvo un alto rating en la clase media, en una época en que esta constituía el grueso de la audiencia televisiva).
PP
«Es decir exacerbó dos de las principales taras de los peruanos de esa época y que perduran hasta ahora : el burlarse del “otro” y el esperar recibir algo sin un mayor esfuerzo. Creo que esto constituye el peor defecto del programa y no su estética huachafa o el hecho de ser considerado un programa para el gusto de las clases populares (recordar que tuvo un alto rating en la clase media, en una época en que esta constituía el grueso de la audiencia televisiva)».
Totalmente de acuerdo amigo Peparias…
GH
No se si lo he soñado o sucedió pero me parece que hubo una secuencia en Trampolín donde hacen sentar a Tribilín en una pequeña bicicleta y le hacen dar vueltas alrededor del set al compás de música de circo? Alguien puede confirmar esto?
Tres años mas tarde, pero te respondo, yo era muy pequeño pero también recuerdo esa parte, creo que era parte de la publicidad a las bicicletas goliat.
Si era cierto cuando hacían publicidad a las bicicletas Monark… era gracioso con la música de fondo del maestro Mañuco Kahn ya fallecido…
«Haga negocio con Cuco» consistía en adivinar dónde estaba el premio oculto en uno de los baldes de pintura de marca auspiciadora. Para mí casi todo el programa era una penitencia, pero habían ciertos momentos de chispa en donde algunos «espontáneos» por los más diversos motivos dejaban un grato momento.
Recuerdo una ocasión donde el «zambo» cargó a un niño de aprox 4 años que había ido a cantar alzándolo en posición de pie con la palma de su mano. A un joven y obeso mórbido Pepe Vásquez lo retaba cada cierto tiempo a ponerse patines por un premio en dinero. «El circo Aguilas Humanas presenta a …..» y salia Tribilín en bicicleta.
Uno de sus juegos consistia en dejar una señal en algun punto de Lima la cual tenía que ser llevada al programa en vivo para recibir el premio, así le tocó el turno al parque Senati de Ingeniería con la consiguiente moilización masiva de gente.
Un sábado llegó a lanzar dinero en un helicóptero, auspiciado por una fundación de un hombre cuyo nombre no recuerdo ni nunca se presentó en vivo. La gringa Inga fue usada como escudo humano en un intento de fuga de Lurigancho. Una ocasión en programa que se emitió en diferido contó un chiste acerca de Agustín Merino y en medio del programa, ya en vivo, pidió disculpas públicas, había acontecido la tragedia del Fokker. Un eslogan decía «Vamonos con Faucett….».
En fin por ahi ya me acordaré de más anécdotas, luego de esperar a que acabaran esas horas que no calificaría tampoco de grotescas, todavía había que esperar que terminara la «Isla de la fantasía» para poder ver al fín » Risas y salsa»
«Para mí casi todo el programa era una penitencia…» : Una de las más breves y certeras descripciones del programa.
PP
Perdonen la ausencia, pero he tenidos días algo complicados, entrando al tema:
Creo que a Ferrando el inconsciente colectivo lo aceptó como el arquetipo del zambo criollo que podías encontrar en un mercado, una mecánica o vendiendo zanguito en la puerta de tu colegio, lo de las camisas coloridas, eso nunca lo supimos hasta inicios de los 80’s con la llegada de color a la caja boba, es cierta la esencia de lo escrito por Juaregui, aunque sus detalles y las florituras con las que quiere adornar su crónicas tienen errores de investigación, que podríamos decir a favor de este estandarte de la televisión populachera, fue un visionario, no pero tuvo buen ojo para seleccionar a sus participantes, fue un innovador, tampoco pero supo llevar a la TV encartonada de los 70’s la cultura de la calle, fue manejado y buscó manejar a los políticos, en pocas palabras: coqueteó con el poder político. Podemos adjetivarlo como vendido al poder, como un encantador de las masas, como alguien que quiso al Perú y sus éxitos mediáticos, hay que señalar que fue destruido por la misma TV populachera que él acuñó, recordemos que los cómicos ambulantes llegaron a la TV por Ferrando.
El ya citado Fuego Cruzado fue su certificado de defunción televisivo. Sus juegos eran miserablemente populares, en una época donde sobrevivir era toda una proeza para una familia pobre llena de hijos, siempre recuerdo uno de esos regalos bizarro: un día alguien ganó un sepelio todo pagado por Agustín Merino y el «afortunado» dijo que rea un regalo que no iba a gozar y risas del respetable.
Dentro de la evolución de Trampolín a la Fama hay un dato que quiero recordar y es que tanto Tribilín como Carbajal empezaron su carrera en TV vestidos de policías, con gorra, sacón y vara de tombo, esa era la manera de invitar a los malos concursantes a salir de la pantalla, siempre recuerdo las colas para entrar al estudio y las absurdas cosas que metían a ese local, todo para tener alguna oportunidad de ganarse alguito, quien no recuerda esa frase: «… al que me traiga» y algo absurdo como una sapo cojo y en sus últimos años actos denigrantes por dinero al mejor estilo de Laura Bozzo. Termino recalcando lo que ya han posteado, eran épocas donde solo habían 3 canales y sin control remoto, osea deba flojera cambiar de canal y en muchos casos, cambiabas de canal para ver algo menos entretenido que Trampolín, en mi casa y alguien se atrevía a cambiar el canal se exponía a que le lloviera lo que mi santa abuela tuviera a la mano, porque a negrito lindo nadie lo sacaba del único televisor de su casa.
Voy a dejer de leer ARKIV Perú y es una lástima. Pero, francamente, este artículo de Eloy Jaúregui es terriblemente inexacto y refleja una visión totalmente «intelectualoide» de Augusto Ferrando. Augusto Ferrando era un demonio televisivo, tenía un don que Fernando Vivas calificó inteligentemente como » el gran jodedor». Sí, es cierto, a muchos no les gustaba, pero desde su muerte, no ha habido en la TV peruana alguien que se le parezca en capacidad y destreza frente a la cámara. Su originalidad no tiene parangón. La TV basura que vemos hoy es 99% copia de otros países.Además, compararlo con Gisela es, por favor, una falta de respeto. Gisela no ha descubierto a nadie, ni siquiera sabe hablar. Le dejo un nombre señor Jaúregui: Tania Libertad, averiguen que hace Tania Libertad ahora, con quién canta. Otra cosa, Ferrando nunca dijo que el hacía televisión cultural. Jamás. De manera que no le pidamos peras al olmo. Gracias señor Huaroto además por sus precisiones. Son absolutamente relevantes. Hace un par de años regresé al Perú de vacaciones: la escenografía y la iconografía de Lima eran igualitas al set de Trampolín de los noventas. Me pregunto quién copió a quién?
Ion Tiriac ex tenista cuyo mayor mérito deportivo fue ganar doble enn Roland Garrós 1970 con su compatriota Ille Nastase, sin embargo actualmente es el rey del tennis como empresario y como descubre talentos, puede ver un muchachito de 16 con sus defectos e inseguridades pero al mismo tiempo la vena de alguien que con el tiempo va llegar a Top Five y no se equivoca. Leyendo en Wikipedia la Biografia de Tania Libertad empezó a los 8 años, no se si Ferrando estuvo en Chiclayo y la escuchó en una iglesia, o e en una fiesta de cumpleaños. Ferrando tenia un monopolio, donde un montón de aspirantes a artistas e imitadores buscaban su oportunidad, como ya se ha citado antes, no creo que Ferrando haya estado buscando de barrio en barrio con ojo avisor para saber quien iba a ser artista. Jan Ulrrich, el único ganador alemán de la Tour de France se dedicaba a otro deporte, pero el sistema cazatalentos de la ex DDR lo detecto como deportista adolescente y lo encaminó a ciclista. Espero haberme dejado entender.
El artículo (análisis?) de Jaúregui hace una lectura muy plana de Ferrando y sus productos masivos. En primer lugar, el autor establece una relación que aún no ha sido demostrada en ningún estudio serio; la televisión no produce efectos directos en la sociedad, los pone en evidencia que es algo distinto. Al autor le bastaría con leer Apocalípticos e Integrados de Umberto Eco, escrito hace un tiempo atrás. Que Trampolín a la Fama haya sido grotesco todo el tiempo no es cierto. El programa se convirtió en un espejo de la estética limeña y peruana entre finales de los sesentas y mediados de los noventas. Basta ver la escenografía de lo shows antiguos. Lo grotesco surge con mayor fuerza en los noventas ( se acuerdan de la transformación de Lima post-ochentas?). Que no nos guste lo grotesco es otra cosa. Zumba nos puede parecer terrible, pero existe y tiene audiencia. La pregunta es qué hace que exista? Segundo, de cual Ferrando habla el señor Jaúregui? Pues los confunde a todos. El de Trampolín o el narrador hípico? El humorista? Finalmente, lo grotesco es una estética, no un juicio de valor. Las camisas Zancatex de Ferrando buscaban audiencia en un público que quería verlas. O acaso Bill Cosby no usaba chompas de diseños originales en The Bill Cosby Show? Lo que nos duele y jode es que el programa haya sido tan popular, a pesar de todo. Pero la explicación de esto está en la transformación de la sociedad peruana hacia un «todo vale» que vemos ahora en todos los canales de televisión: Chola Chabuca, Beto Ortiz, Gisela, Combate, y en cada escándalo de Melcochita. Ferrando (el que elijan) no inventó lo huachafo o adefesiero, solo lo puso en una pantalla. Si la educación peruana no es capaz de enseñar a la gente a elegir que programa ver, entonces no nos quejemos por lo que escoja la audiencia (igual pasa con las elecciones). Además, Jaúregui se olvida de una cosa: que yo recuerde Ferrando nunca dijo que Trampolín era un programa de cultura. Entretenimiento puro entretenimiento. Que en el camino nos haya mostrado de qué pié cojeamos es otra historia. Y merece otro análisis. Lo popular en medios masivos puede estar absolutamente reñido con lo educativo. Para eso esta el rating. No tomemos muy en serio a la caja boba. Para eso están los libros.
Discrepo con en esa opinión, nadie dice que la televisión tenga la obligación de tratar temas filosóficos, pero sus programas, así sean de entretenimiento ligero y con audiencia, tienen una responsabilidad de no promover contenidos y opiniones discriminantes, racistas y ofensivas. De ahí que en la televisión peruana no cumpla con esas normas es otro tema.
La forma de un programa también puede ser analizada, discutida y criticada desde un punto de vista estético, no veo nada de malo en eso, la televisión es un medio VISUAL y por lo tanto puede también ser juzgada desde ese aspecto.
Totalmente de acuerdo Arkivperú. Lo ideal sería que los contenidos televisivos sean regulados (aunque esto suene a mala palabra), sobre todo en la señal abierta, como ocurre en los países más civilizados. Y respecto de lo visual, no fue mi intención sugerir que lo estético no importa en TV. Al contrario, Trampolín fue un laboratorio sin igual de estética nacional. Mi comentario solo quería sugerir lo siguiente: cómo hacemos para definir lo huachafo? Lo grotesco? O cómo hacemos para llamar adefesio a algo? Qué criterio debemos seguir?
No existen leyes ni fundamentos para definir exactamente lo que es huachafo o no, pueden existir auto aclamadas «autoridades» como Frida Holler, pero cada uno puede basar sus opiniones a partir de sus propias experiencias y criterios. Es un tema que tiene el derecho de ser debatido pero nunca prohibido.
El tema de la huachaferia es polémico y da para discutirse más, tengo otros artículos aparte del de Vargas Llosa que estaré publicando. Saludos.
creo que los matices y los adjetivos calificativo sobre un producto es una cuestión de forma, el fondo es simple: si te gusta o no te gusta, definitivamente existe un desagrado al programa de Ferrando, que podíamos llamarlo generacional, creo que pocos o casi ningún niño de los 70’s y 80’s veía con agrado Trampolin a la Fama porque los veían obligados por los adultos de la casa, obligado por que si querías ver TV te tenías que soplar lo que veían en casa, pocos tenías más de un televisor y un niño era dueño del aparato cuando los canales pasaban cosas de niños, las programaciones tenías horarios dedicados para cada miembro de la familia, en los 3 canales y la oferta era limitada. Ferrando Llenó un espacio de entretenimiento popular, lamentablemente y con el paso de los años su propuesta no evolucionó estoy seguro que los mismos que veían Trampolín en los 60’s, lo veían en los 70’s y en los 80’s, para los 90’s se volvió un programa de evasión contra las miserias económicas del Fujishock, todo un pan y circo.
No estoy de acuerdo con eso de la regulación, porque la pregunta cae pos su propio peso: Quién regula a los reguladores?, yo creo que uno mismo es el mejor regulador y en los días del cable cuando no hay horarios y puedes acceder a diversos programas a cualquier hora, uno escoge lo que quiere ver, por supuesto lo que ves te define como eres, pero eso es otro cantar.
Saludos
De acuerdo con Patrick….uno mismo ‘regula’ los programas…los buenos, distintos, innovadores, etc con SU atencion, SU preferencia, rating, etc..los intonsos, chabacanos, repetitivos se cancelan ellos mismos de la programacion de un canal…A MENOS que esto suceda en paises con dictaduras donde no tienes seleccion y solo puedes ver 2 o 3 canales…como sucedio en la epoca del dictadorcillo Velasco en Peru…recuerdo que de chico me agradaba ver la innovadora serie britanica (1969) U.F.O., -Ovni- pero solo podia hacerlo por pedazos, durante los intermedios comerciales, porque los mayores insistian en ver telelloronas u otros programas similares …recien de grande ,via laptop, pude apreciar el ingenio y adelantos futuristas imaginados por el UFO productor Gerry Anderson y Sylvia. Saludos
En una época donde el tuerto es el rey, en el país de los ciegos ahí apareció este personaje, domador de la ignorancia que en ese tiempo abundaba en el país, hoy poco a cambiado por cierto, un país chicha, informal, donde todo vale y si tienes dinero todo se consigue, un país racista con sus propios hermanos, nunca fue una buena influencia, Ferrando.
Racista con sus propios hermanos no es lo peor, sino racista con sus propios hijos, de acuerdo a que color salieron, a que abuelo se parece más. Es una verdad muy dura y la seguimos viendo en todas partes y lamentablemente dentro del entorno cercano.
G. Valcárcel tiene un complejo muy grande, le gustan los rubiecitos y lo ha propala por todo el tiempo que ha estado en televisión.
Toda opinión me parece respetable, porque toda persona es digna de ello. Veo que de los debates aprendemos mucho, sobre todo a considerar lo que los demás piensan. La valoraciones que se hacen de las persona públicas muchas veces son bastante subjetivas, carecen de objetividad; porque siempre cuando juzgamos a alguien vamos a errar, nuestra tendencia está siempre inclinada al error, porque ignoramos la verdad, el trasfondo de las cosas, la motivaciones que impulsan a actuar a una persona de tal manera. Hay mucha mitología, rumores no confirmados, chismes y fábulas con respecto a los personajes; información sobre dimensionada o adulterada.
Por ejemplo en este caso, cuando se habla de este personaje, la pregunta que se hace uno es: ¿Se está juzgando a la persona, su calidad moral y ética o se está cuestionando su trabajo y estilo de hacer televisión? Pienso que lo que puede ser cuestionable es el trabajo que desempeña una persona, si sobre todo es público; pero el juzgar la calidad moral y ética de una persona es ya otra cosa, es entrar en los terrenos de Dios.
El artículo que suscita este debate, como alguien ya lo dijo está desfasado y como también ya lo aclaró Arkiv, pero por otro lado, más me parece que es un pretexto del señor articulista para hacer un ejercicio intelectual y hacer gala de toda su «pirotecnia verbal»; en cuanto al otro artículo publicado en Somos, en realidad no dice mucho ni nada nuevo de lo que ya todos conocíamos de Ferrando. Para bien o para mal, creo que Ferrando es un personaje de nuestra cultura que representa a una época. No hay que olvidar que su programa televisivo sobrevivió a la dictadura militar, porque jamás representó una amenaza para ella. Al pueblo hay que darle «lo que le gusta». Pienso que ahora hay personajes televisivos que bien se merecerían sendos artículos como estos, o ¿es hacerles demasiado favor?
Saludos para todos. Hace unos anos atras pasaron una miniserie de Ferrando narrado en colaboracion con su hijo Juan Carlos. Me sorprendio ver a Mirtha Patino haciendo el papel de la Gringa Inga no la reconoci al principio. Muchas de esta miniseries les vuelven a dar oportunidad a algunos personajes de nuestra television que estan casi olvidados. Hay otros que salen a cada rato en cada miniserie. Sobre Tribilin recuerdo que el se sentia muy dolido porque ningun directivo del canal le agradecio por su participacion en Trampolin cuando termino. En un programa de Risas y Salsa lo invitaron para un sketch cuando casi todas sus figuras se fueron al canal 4 y despues el comento que ni para el pasaje le dieron. Trampolin fue un programa que se mantuvo muchos anos en la television y cumplio un ciclo en la television junto con Ferrando son parte de la cultura popular. En Japon hay un programa que dura mas de 20 anos de solo una hora de duracion pero en vivo ,se llama Waratte iitomo e ignoro cuanto mas pueda seguir en el aire. el chato Barraza tiene una anecdota muy buena con Ferrando cuando hacian La Pena Ferrando el teatro estaba llenesito y para variar el chato no llegaba ( cuentan que otras veces nunca llego y Ferrando pedia disculpas al publico, e incluso antes de anunciar la cancelacion del numero de Barraza la gente decia :- Ya no viene). Contaba que se habia encontrado con unos amigos y se pusieron a tomar , el Chato ya estaba entre Pisco y Nazca y ya no iria al teatro ,cuando escucha que afuera estaban llamandolo con megafono , el chato dice : – A esta hora estan perifoneando , y era Ferrando que estaba buscandolo por todos sus huecos y grito:- Chato por favor donde quiera que estes ,sal por la conc…………. tu m….. . Barraza ya ni salio. Al otro dia le fue a llorar , le conto que una tia habia fallecido, y no se sabe si Ferrando se habra tragado ese cuento. Gracias por su atencion.
NO estoy de acuerdo con ARkiv Peru de que PONTE PLAY sea basura..es un programa demasiado sano lo veia con toda la familia a las. 6pm..lo que estoy de acuerdo es que si combate y esto es guerra son programas bodrio
Este articulo es bastante agresivo a la figura de Ferrando. No se si sea tan mala la forma en que por mas de 30 años fue el conductor del programa mas visto de la Tv Peruana. Yo recuerdo que era practicamente ley por aquellos años 70s sentarnos en la sala de ver tv de los abuelos ( despues del almuerzo y antes del lonche ) a disfrutar de Trampolin a la fama . Claro , yo era muy chico para recordar las supuestas humillaciones y atropellos a los pobres pero en los 80s y comienzos de los 90s recuerdo muy bien los clasicos: Una cocina surge al que se llame:… EULOGIO!!!!! o si no : Un colchon paraiso para el primero que me traiga: Una gallina al horno con papas fritas!!! y todos gritaban Uooooohhhhhh… pero no faltaba alguno que cumplia la condición. Creo que Ferrando marcó una epoca sana de la televisión… se puede decir que muchos aceptaban hacer el ridículo por un kilo de azucar o tres tarros de leche. Pero observemos bien cual eran esos ridiculos: Bailar mal…cantar feo.. .contar chistes malos ( que muchas veces el mismo Ferrando le decia al oido a los participantes) pero de eso no pasaba… si comparamos con los bodrios de hoy como Esto es guerra o Combate en donde se ventila la vida privada de las personas sin ningun reparo o se muestra el nivel cultural pauperrimo de nuestra juventud… o a la misma Magaly que hizo su fortuna en base a la destrucción de familias o tirando barro a quien se le cruzara en frente… Ferrando es un niño de pecho al lado de estos verdaderos mosntruos de la farandula… Ferrando fue un tipo muy inteligente para hacer fortuna con casi nada y solo con su habilidad para descubrir talentos y su unica herramienta que fue su chispa criolla…su unico error fue malcriar a sus hijos y acudir a ese programa que significo su debacle total… Buena Negro!!!
Un amable comentario al amigo Eloy J., autor del encabezado. Una nota al pie de página dice «Velasco en el Perú, obligó a los trabajadores del sector público a usarlas obligatoriamente durante el verano.»
A mí me parece más bien que durante el velascato se autorizó a los empleados públicos a ir a trabajar en guayabera, si así lo deseban, en vez del tradicional saco y corbata, durante los meses de verano. Permitir la guayabera como opción o alternativa, dista mucho de ser una «obligación». (Eso de «obligó obligatoriamente» seguramente fue un desliz involuntario del autor).
Diego: Lo que sostiene Eloy es verdadero, hubo una regulacion obligando el uso de Guayaberas en Verano a los funcionarios publicos que YA VENIAN usando camisas y prendas acordes de manga larga y corta durante los Veranos ..no trajes y corbatas unicamente ;; estos solo se requerian para algunas Reunion o Conferencia durante esa calida estacion, si esas asi lo ameritaban. Lo que sucedio es que los mas franeleros, ayayeros y lacayos SI lo cumplieron a pie juntilla, pero hubo un buen grupo (me incluyo ahi yo) que nunca las uso ni fue reprendido o sancionado porque no habia una especifica autoridad establecida que controlase su obediencia o impusiera sancion alguna……eso si, los Gerentes/Directores/Asesores que tenian contacto directo con los (sic) «Militares Ministros» SI LAS USARON , dado que deseaban congraciarse con el mandato dictadorcillo emitido para transformar la sociedad peruana a imagen y semejanza de la sociedad y sistema Cubano , idealizado por los Militares y su Prensa subyugada. Un saludo
Titular de diario en el kiosko: «Magaly mato a Ferrando». Esa emboscada de «Fuego Cruzado» sin duda fue el «trampolin a la fama» de Magaly, acida critica en su momento de la llamada «television Basura». Que paradojico, no?
De Ferrando se pueden decir muchas cosas a favor y en contra. Despues de todo fue un ser humano con sus virtudes y defectos, pero lo innegable es que para bien o para mal el forma parte de la historia de la television peruana. Ningun informe, reporte, tesis, investigacion que analice los primeros 50 anos de la TV peruana puede obviarlo, pues de lo contrario, seria un trabajo deficiente e incompleto…
La fama tiene un costo y ser una persona pública también, y justo eso es lo que Ferrando tuvo que pagar. Es muy cómodo desde la tribuna ser un critico lapidario y un juez implacable. Es fácil despotricar y rajar de los defectos de una persona y también destruirla. Lo difícil es hacer lo contrario. Yo le reconozco dos virtudes a Ferrando, ser perseverante y tener un gran sentido del humor.
Las latas de pintura en el juego » Haga negocio con Cuco » eran Rocky y la «fundación» se llamaba Ayuda a tu Prójimo. Y Tribilín limpiaba los buses
de la línea 1 de la empresa Etupsa 73
Spot peruano de 1984 de Mutual del Puerto con Augusto Ferrando.
Es uno de los personejes mas respeatdo de nuestra pantalla chica siempre con sus palabras celebres de «Un ccomercial y regreso», pero el final fue para siempre «Un comercial y no regreso», fue una despedida muy triste despues de que cada sábado a las 5:00 pm se esperaba dichoso programa mas visto por el publico peruano.
Descansa en paz, amigo Agusto…………….
Solo quería aclarar algo. Leonidas Carbajal no falleció en 1996 (como dice la nota), sino en 1994… Lo recuerdo bien porque la noticia me agarró en pleno viaje de promoción en Cusco (mediados de 1994).. obviamente recuerdi muy bien en qué año terminpe el colegio jaja… Saludos… UN COMERCIAAAAAALLLLL…………….
Despues de leer este articulo,que como se explica por ahi esta hecho de una composición de varios articulos redactados en diferente tiempo y con bastantes fallas gramaticales y errores crasos como por ejm : Radio Pallanga en vez de Rio Pallanga!,por el mismo autor y despues de leer varias de las opiniones aqui vertidas acerca de alguien que asi no lo quieran o no halla sido del agrado de algunas gentes fue una leyenda,un icono de la tv peruana,animador y presentador de tv,locutor de radio,relator de carreras de caballos (El Mejor!),un fuera de serie,un personaje único,con varios defectos,pero tambien con muchas virtudes…..Ferrando era el Perú y el Perú era Ferrando…. la gente lo podrá negar,lo podrá objetar,pero esa es la realidad,es una verdad innegable…..cuando alguien como el,con ese arrastre popular,capacidad de convocatoria y enorme carisma entra en el corazón del pueblo,nada ni nadie lo pueden sacar de ahi y ese fue Ferrando…..no nos engañemos no tiene herederos, ni los podria tener,el fue único,los demás son remedos grotescos,caricaturas mal hechas y lo que vino después en la tv del Perú demuestra simplemente la degradación en grado superlativo de nuestra sociedad…
visto en retrospectiva el programa de Don Augusto Ferrando no es nada comparado con lo que despues se convirtió la pequeña pantalla nacional….no le echemos la culpa a el de que no habian mas programas culturales como los del Dr Marco Aurelio Denegri o del Dr Artidoro Caceres, por nombrar algunos…si la televisión en el Perú casi nunca a apostado por la cultura, por darle cultura al pueblo….Magaly Medina sale en aquel programa de «Fuego Cruzado» criticando y atacando de manera miserable a Ferrando y lo que ella hizo despues en la tv fue diez veces peor, mas bajo y mas ruin….Acaso no hay nadie que le pueda decir hipócrita en la cara a esa mujer??….
Ferrando es un niño de pecho comparado con lo que se tranformó la tv peruana en la actualidad….me viene a la mente la comparación con el gran comediante inglés Benny Hill, que en los 80s era combatido por cierto sector muy conservador y tradicional de su nación por su humor picaresco y que con el tiempo lograron sacarlo eventualmente de la pantalla televisiva…y todo para qué?? ahora todos ellos, los que lo despreciaron, lo extrañan y echan de menos y ya quisieran de vuelta ese talento de un hombre genial que cada fin de semana los hacia…saben que???? REIR….y eso es lo mismo que Ferrando le dió a su patria,a su pueblo a su pais que el tanto amó…..ALEGRIA.
La verdad que buenas fotos, primera vez que visito su blog y me quede asombrado con las hermosas anecdotas en la vida del genial Augusto Ferrando.
Saludos desde Berlin
Ja, ahora un modelo que parece perpetuarse en Philp Butters mas allá del parecido físico.
Alguien recuerda que fue Augusto Ferrando, quien entrevisto a Luis Miguel cuando llego de nino al Peru, acompanado por su Padre Luis Rey? Me parece que el fue le primero que lo entrevisto. Habara algun tape cassete o video de esa entrevista, Donde Luis Miguel de ninito hablaba por los codos y Augusto no se porto mal , se reia y se aguantaba la risa por que se le veia muy agrandado para su edad, Y luis Miguel lo llamaba Tio. Se acuerda alguien de eso , en que ano sucedio?
Yo no apoyo Augusto Ferrando pero esta historia está más ligada a una persona que odia, aborrece, al personaje y es realmente parcializada. No dudo que es uno de los precursores de la tv basura, pero dime tú en todos esos años que otro personaje trataba de brindar «alegría» en la televisión. En esa época no estaba arraigado el respeto hacia los demás, era una sociedad clasista y con la evolución de los derechos civiles en nuestra pais se identificó que lo gracioso para uno era lo humillante para otros y evolucionó los personajes y la televisión. Este señor con todos sus defectos que por sí son demasiado, hizo algo que tú y varios críticos jamás harían en toda tu vida. Es distraer a la población desde el más pobre hasta el más rico. Pensar que recién comenzaba las invasiones en Lima, el aumento de la pobreza, hiperinflacion, reforma militar, etc. Te sugiero siempre realizar una opinión neutral para que la gente tome sus propias conclusiones porque si eres parcializado lamentablemente tu opinión se esfuma en el olvido.
Ponte Play no tenia nada de ordinario. Duró poco debido al bajo rating.