Personajes
La misma Yola con diferente
pollera
 Lejos de la tele, ahora quiere llegar al
Congreso |
Yola Polastry
sin la televisión es como el niño que se quedó sin poder coger más la mano
materna. Fuera de cámaras, Yola hace shows infantiles y anuncia que
postularía al Congreso de encontrar algún partido que la acoja. Fuera de
cámaras, no puede dejar de vivir como en el set de ¡Hola,
Yola!
Escribe MARICARMEN CHIRINOS Fotos CHRISTIAN
SALAZAR.-
En la inmensa casa del Sol de La Molina, a dos
cuadras de donde se acaba Lima y comienza el
 Nuevos burbujitos. Los niños todavía la
siguen. | campo, las burbujitas, esas
chiquillas de cabellos de lana multicolor que la rodeaban en cada
grabación de su programa Hola, Yola, no están más. Solo llega el eco de
los temas infantiles que Yola solía cantar a través de los niños de su
Asociación Cultural, reunidos esta tarde en el jardín. Yola Polastry
ya no tiene estudio de grabación, pero vive en su rancho bonito. Donde la
vaca hace muuu, el chancho hace oink, los patos hacen cua cua y ella
repite su reclamo por una programación infantil adecuada. Ni María Pías,
ni mañosos Timoteos: Yola es la voz. Y si no la dejan, ella ha anunciado
que es capaz de postular al Congreso aunque todavía tenga que buscar un
partido que la acoja. Lo hará por los niños. Por su campaña de valores. Y
por ella. En una pequeña sala con televisor gigante de plasma, Yola ha
colgado los recuerdos de sus glorias pasadas. Discos, platos y medallas.
Una placa con la portada del disco 'Pa' rondas y Pa' ronditas' dice que la
disquera IEMPSA la felicita "por su primer compact disc". Esperar a Yola
en esta sala es un inevitable flashback a la infancia de muchos peruanos.
Confieso que de pequeña tuve una muñeca que imitaba su rostro sobre el
plástico y a la que había que colocarle discos de colores en la espalda
para que Yola estuviese cantándote en directo. Al instante y sin
burbujitas de por medio. Minutos eternos de espera y Yola sale hecha un
show. ¡Migueliiiiiito! El delicado asistente de Yola Polastry corre
solícito a prender la chimenea de la sala. Al pie del fuego, con el rostro
entre naranja y grisáceo por la tarde, Yola Polastry dice que tiene 32
años trabajando solo para niños, 24 en televisión en América y nueve y
medio haciendo lo mismo pero sin esa pantalla. La miro en ángulo picado
porque estoy de pie. Yola entristece los ojos y dice con tono melancólico
que me preguntará lo mismo que a todos los periodistas que la entrevistan:
¿Y tú sabes por qué me sacaron de la televisión?, porque yo no sé".
Todos tienen la oportunidad de regresar, menos yo. Comencé a los
quince años cuando me
 Sus proyectos serían infantiles.
| sacaba el uniforme de colegio para ponerme
el uniforme de El Profesor Aldao. Entonces era como un Jirón de la Unión
andar por los pasadizos de Canal Cinco. ¿Me entiendes? Los pasillos del
cuatro eran desolados y me daban miedo. Parecía que iba salir un cuco.
Cuando llega el gobierno militar, América necesitaba alguien que sea
graciosa, que parezca un dibujo animado y que no sea sexy: Yola. Era una
época donde se realzaba mucho el folklore y había un chequeo del programa
por semana en la Oficina Central de Informaciones y el programa tenía que
cumplir con recrear. ¿Me entiendes? Más adelante salgo a la calle después
de seis años y me doy cuenta de que soy famosa, que soy popular y que todo
el país me conocía. Llené dos estadios de Alianza y dos Nacionales. Hasta
que me dicen: bueno, ya cumpliste tu ciclo, tú tienes 24 años haciendo un
programa para niños y hay que hacer un nuevo programa en el que vamos a
poner chicas Jóvenes, muy jóvenes. Modelos. Vamos a ponerlas porque es la
moda. Pero ahora último no sé si es por coincidencia o me parece que...
¿todo el mundo está hablando de mí? Y si no hubiese estado en la tele me
hubiera gustado ser una ballerina o guitarrista de un grupo de rock, quizá
Pink Floyd. No creo que me pintaría como Queen o Kiss. Me gusta como se
viste Pink Floyd. He tenido la oportunidad de irme de año nuevo a Iquitos
cuando Mick Jagger filmaba Fitzcarraldo y que a mí me pedían autógrafos.
Por supuesto que yo estaba después pidiéndole un autógrafo a él.
-¿Y te gusta mucho Mick Jagger? - Sí… Yo soy como él: I
can't get no satisfaction.
"Porque yo no puedo conseguir ningún
tipo de satisfacción con el tipo de programas que actualmente se hacen
para los niños", responde Yola con una capacidad
 Yola se siente castigada porque no le
permiten tener un programa en la TV actual.
| para los saltos narrativos más rápida que
la de un resorte. Jagger pasará al olvido por esta tarde. Agitando la capa
larga de retazos de denim que la cubre, Yola cruza el pasillo que da a su
cuarto. Sobre el umbral que despide la sala, unas letras grabadas en
madera dan la bienvenida: Hola Yola y dos coquetos corazones flechados al
lado. Yola Polastry tiene un jacuzzi en su cuarto. Casi al lado de
otro televisor gigante de plasma y un biombo del que cuelgan gorras de
todos los colores, hay un baño incorporado y, al otro extremo, un walk in
closet que delata su condición de diva. Al centro, una inmensa cama.
"Siéntate acá", dice Yola golpeando suavemente el edredón. Acaba de poner
un video de uno de los shows infantiles de su campaña Recuperando Valores.
"Los shows son así: si tienes plata, mejor. Si no, arreglamos",
explica Yola mientras me dice que mire, mire, que en sus fiestas hay
dulces de tooodas las marcas, hay Mickeys y Plutos y hasta carruajes con
Cenicientas incluidas. Y, por supuesto, hay Yola. Peinada con extensiones
("por la moda futurista japonesa"), retocada por algún cirujano ("hay que
cuidar la imagen") y rodeada de niños ("siempre he sido una niña-mujer").
Yo siempre fui enfermiza y fui conejillo de indias dos veces: por
las púrpuras sanguíneas

Ella y sus recuerdos. Premios y galardones de
una diva que ya no está presente en televisión.
| a los siete años y cuando tuve una
enfermedad en el ojo que casi pierdo la vista, en la última etapa de
América. Me dijeron de todo: ojo de vidrio, pata de palo, que he tenido un
disparo en la cabeza, que me cambio de sangre, que tengo leucemia. Nunca
tuve hijos porque cuando quise ser mamá fue muy tarde: tenía que haber
recibido un tratamiento de fertilidad. Pensé en la inseminación artificial
y terminé llevando un proyecto al Ministerio de la Mujer. También fui al
departamento de adopciones. Para ser mamá hay que estar preparada para
enfrentar la realidad con ese hijo, sería mucho mejor tener una familia, o
sea también tendría que adoptar un papá. Pero nunca me casé porque me han
puesto cuernos hasta en los pies. Todos fueron infieles. Y yo pienso que
para ser mamá probablemente no estaría preparada. Pero no importa, porque
si voy al Congreso voy a ser MADRE DE LA PATRIA.
Cuando la llaman
Yolanda Polastry Giribaldi, ella se remonta a su época de estudiante del
Colegio Santa Rosa, a sus tardes de flaca pívot sobre una cancha de
básquet. Retorna a esos escasos quince años en los que no conoció los sets
de televisión. "Realmente me sentía mucho mejor cuando era Yola. A Yola
casi nunca la dejo. Es mi creación".
-¿En ningún momento de tu
vida? -No. No. -¿Puede vivir Yola sin los
niños? -No. - ¿Puede existir Yola sin los
niños? -No. - ¿Y Yolanda Polastry puede existir sin los
niños? - No.
Yola Polastry mira firme y seria -y es la
primera vez que presiento en toda la tarde, convertida ya en noche, que
Yola está algo enojada- para pronunciar marcial: No estoy obsesionada. "Mi
vida son los niños, ¿correcto? Me gusta lo que hago y voy a continuar
haciéndolo hasta el día que me muera, o sea que si alguna animadora
pudiera brillar sin MI sombra o sin MI luz, ¿me entiendes?, yo igual no
voy a dejar mi trabajo nunca". Yolanda Polastry Giribaldi se dio
cuenta de que era ella quien necesitaba a los niños para vivir y no al
revés cuando dejó de ser Yola. Desde entonces, la animadora infantil de
mayor éxito en la televisión
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PASAN LOS AÑOS.Las transformaciones camaleónicas que Yola
Polastry atravesó la hicieron lucir los brillos rockeros de la onda
glam ochentera. Poco a poco dejó de ser una versión femenina del Tío
Johnny, para finalmente retornar a la fórmula de la muñeca grande
que en los inicios le dio éxito. | peruana
decidió vivir en permanente función. Y olvidó que ya no era más la chica
de la tele. O quizá nunca creyó dejar de serlo. "Es que me llevo mejor
con los niños que con los grandes. Los grandes parecen no entender", dice
con voz infantil Yola Polastry. Tiene 54 años pero habla como una bebita y
hace gestos de niña avergonzada. Cuando confiesa una de sus actuales
travesuras, Yola habla rápido y despacito con la boca hecha un bollo. Me
cuenta que es hipertensa y tiene una estricta dieta. "Pero a veces pido
Kentucky", susurra pícara. Es de noche y en el rancho bonito una
veintena de niños y adolescentes forman un tren saltarín a ritmo de
fanfarria infantil. Miro a Yola dirigiendo la comparsa de pie, a mi lado,
y recuerdo que cuando quiso crecer con su público a través del programa
juvenil Yola Rocker, no pudo. No tuvo rating. Fracasó. A Yolanda Polastry
no le quedó más que quedarse de Hola Yola por el resto de su vida. Y
entonces Yola da un brinco de nena y se une al tren.
© Copyright Revista Domingo del diario La República
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